Ahora está en discusión la trazabilidad individual del ganado vacuno a través de dispositivos electrónicos; un mero chip que puede ser leído con un bastón
Pero hay en el mercado otros tipos de caravanas mucho más complejas y que buscan solucionar otros flancos de problemas que tienen los ganaderos. Y lo mejor de todo es que son de desarrollo nacional y van conquistando el mundo.
Este es el caso de la empresa argentina Caravan Tech, una startup nacido en la provincia de Santa Fe, busca tener “una trazabilidad absoluta” del animal. Para ello ha desarrollado dos herramientas muy novedosas: una caravana que no solo puede ser leída de cerca sino que emite una señal y puede ser seguida satelitalmente, como si se tratara de un GPS. También desarrollaron un bolo ruminal que se le incorpora en la cavidad estomacal a los vacunos, pensando especialmente en los que son criados en feedlot.
Ambos dispositivos cuentan con sensores que ofrecen toda la información del proceso productivo al que estuvo sujeto el animal y tienen como objetivo final agregarle valor a la carne nacional. Los emprendedores que están detrás de estas innovaciones ya la han patentado en otros países ganaderos como Uruguay, Paraguay, Colombia y Estados Unidos.
“Nosotros tenemos una visión diferente de la trazabilidad y lo que queremos hacer. Además de saber qué está haciendo el animal, queremos llevar una trazabilidad absoluta también con el ADN del animal. Porque creemos que ahí hay una oportunidad muy fuerte, sobre todo para Argentina, que tiene mucha calidad de carne”, dijo a Bichos de Campo Fabián Molinengo, el encargado técnico de Caravan Tech.
Para el lograr esto, la empresa se vale de un equipo multidisciplinario que han articulado, incluso por fuera de los límites santafesinos. Y para llevar un control electrónico de la biología del animal cuenta con la colaboración de especialistas de la Universidad Nacional de Rosario, el Instituto de Inteligencia Artificial y el Instituto de Automática de San Juan.
“Este es un núcleo científico muy grande. Entonces, como esto es multidisciplinario, porque tiene que ver con sensores, con comunicaciones, con procesamiento, trabajamos con varios institutos unidos al sistema científico, porque básicamente hay que hacer un modelado de la vaca para entender que le está pasando, que comportamiento tiene cuando se enferma, cuando está en celo o cuando está por parir. Es una mezcla de información sobre comportamiento, temperatura y con la cuestión digestiva”, detalló Molinengo.
-¿Entonces Caravan Tech, para recolectar toda esta información, tiene algo más que un chip con un código?
-Claro, a diferencia de una identificación electrónica que sigue dependiendo de un montón de información que ponen los hombres, lo que buscan nuestros dispositivos electrónicos es que la información sea automática y que no se pueda cambiar. Es un GPS muy particular, que consume 100 veces menos que un GPS común (porque de lo contrario no duraría toda la vida de una vaca). Lo que hace es tirar la información de la vaca cada 15 minutos, para saber dónde está. En cualquier celular se pueda instalar nuestra plataforma o en una computadora, te conectas y el dispositivo te va diciendo.
Según destacó Molinengo, en definitiva se trata de una herramienta con la cual el productor puede certificar que sus vacas se desarrollan en un ambiente sano. “Se pueden controlar infinidades de factores. Hay veces que es un error poner a la vaca a que consuma carne yendo a tomar agua o que el índice de confort animal sea malísimo porque no tiene sombra y es algo que se está viendo mucho en el mundo”. Superponiendo mapas de cada campo con las señales emitidas por cada animal, “esto también se puede detectar con la herramienta”.
-¿Y el bolo, que tiene un tamaño bastante más contundente, para que sirve?
-Se trata de un bolo ruminal que va en el segundo estómago de la vaca y se pone para algunos medicamentos, inclusive para la identificación electrónica. Esto tiene electrónica adentro, puede estar combinado con la caravana, pero lo vemos mucho más en el feedlot. Porque lo que está pasando en el mundo es que cuando se juntan muchos animales, se tienen que usar muchos antibióticos de forma preventiva. Eso ya el mundo está tratando de evitarlo, porque si no las bacterias se hacen cada vez más fuerte. Entonces necesitas detectar rápidamente una enfermedad en una etapa subclínica. Y eso te permite actuar sobre cada animal antes que contagie.
-¿Entonces el bolo va enviando una señal sobre otros indicadores que te permiten detemrinar el estado de salud del animal?
–Exacto. En el feedlot lo que uno necesita saber cuánto come la vaca, si toma agua y que no se enferme. La posición ya la sabés porque está en un determinado lugar, entonces es otra la necesidad. En el feedlot todas las operaciones son muy rápidas, los animales se va revisando cuanto van creciendo y se necesita muchísima información. Si hay un animal que tiene un problema hay que apartarlo y ver qué pasa y tomar decisiones, porque si no puede afectar al resto de los animales.
-¿Y esta tecnología es netamente desarrollo santafesino? ¿Ya haciendo trabajos puntuales en distintos países ganaderos del mundo? ¿En Argentina los productores adoptan estas ideas tan innovadoras?
–Sí, los productores entienden perfectamente. Nosotros tenemos una cultura productiva muy interesante, tenemos un reservorio de alimento que no tiene nada de tecnología puesto, o sea que todavía tiene para ser más eficiente y para crecer. Lo que es muy difícil hacer mucho más eficiente es la genética. Y Argentina tiene muy buena genética. Ahora necesitamos información y trabajar juntos para hacer más eficiente y venderle al mundo que está demandando sistema de calidad.
FUENTE: Bichos de Campo
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