La mejora competitiva generada por la devaluación del peso argentino contribuyó a impulsar las colocaciones externas de leche entera en polvo. Aunque el negocio se encuentra limitado por un mercado global sobreofertado.
En los primeros ocho meses de 2018 la exportación argentina de leche en polvo entera fue de 70.857 toneladas, una cifra 82% superior a la registrada en el mismo período de 2017, según datos oficiales publicados por el Sistema de Consulta de Comercio Exterior del Indec.
Los precios FOB de la leche en polvo siguen planchados: el valor promedio registrado en agosto pasado fue de 3168 u$s/tonelada versus 3430 u$s/tonelada en el mismo mes de 2017.
Sin embargo, gracias a la súper devaluación del peso, el precio promedio de exportación de la leche en polvo de agosto –considerando un tipo de cambio de referencia promedio del BCRA de 30,1 $/u$s– fue equivalente a 95.433 $/tonelada contra 59.717 $/tonelada en agosto del año pasado.
Si bien el crecimiento nominal interanual en pesos del valor promedio de la leche en polvo entera es sustancial, cuando el mismo es ajustado por inflación muestra una suba real del 9,5% (considerando el Índice de Precios Básicos del Productor medido por el Indec, que en el último año acumula un alza del 45,9%).
La producción argentina de leche, según las últimas estadísticas públicas disponibles, fue en los primeros siete meses del presente año de 5740,4 millones de litros, una cifra 6,7% superior a la registrada en el mismo período de 2017.
La tracción de la demanda de la exportación –que, a diferencia de lo que sucede en Uruguay, representa una proporción minoritaria del total de la leche comercializada por la Argentina– no logró por el momento mejorar el precio recibido por los tamberos (que en el último año aumentó apenas un 32% en términos nominales).
La razón de tal fenómeno reside en el hecho de que no existe faltante de materia prima en el mercado local, cuyo consumo interno, luego de la megadevaluación, muestra un proceso de enfriamiento a causa de la pauperización social.
Las industrias lácteas están registrando dificultades para trasladar aumentos de costos a los consumidores. En el último año, según los últimos datos publicados por el Indec, la “canasta láctea” mostró una inflación interanual de “apenas” 22.4% versus un 32.7% el promedio de alimentos y bebidas no alcohólicas en comercios y supermercados de la ciudad de Buenos Aires.