Sembrar o no sembrar. Esa es la pregunta que todavía se hacen muchos de los productores agrícolas argentinos, frente a la ventana de siembra que en pocas semanas se abrirá para el maíz tardío.
A las habituales variables a considerar a la hora de decidir -márgenes, precios y disponibilidad de agua- el antecedente de la campaña maicera pasada agregó un factor impensando: Diabulus maidis, nombre y apellido de la chicharrita del maíz, conocida en el NOA y NEA, que fue un inesperado protagonista en zonas centrales de Córdoba y Santa Fe, el pasado verano, como vector del Spiroplasma, una de las enfermedades que este insecto, que se alimenta solo del cereal, le transmite al maíz.
Su irrupción masiva en zonas donde no era habitual, el gran desconocimiento sobre su comportamiento, especialmente en las zonas maiceras más productivas de la Argentina, y el daño económico que implicó para la cosecha pasada, motivó la puesta en marcha, hace ya varios meses, de la Red Nacional de Monitoreo de Diabulus.
De ella participan 11 entidades técnicas públicas y privadas, coordinadas por Maizar, la Asociación del Maíz y Sorgo Argentino, que vienen midiendo desde julio pasado, la presencia de la chicharrita en casi 450 localidades de la geografía maicera argentina, que se extiende desde Salta hasta Chubut y desde San Luis a Misiones.
La buena noticia, directa heredera de un invierno riguroso (muy diferente al de 2023), que registró heladas en lugares poco frecuentes, que diezmaron las poblaciones del insecto, es que la presencia de chicharritas viene disminuyendo notoriamente.
Casi no hay
Así, el informe del 4 de octubre último consigna que, de las 443 localidades relevadas, la presencia del insecto solo se registró en un 2% de las trampas colocadas en el NOA, en un 1% de las del NEA, en un 3% de las del Litoral (Entre Ríos y Corrientes) y no se registraron chicharritas en la zonas Centro Norte (San Luis, centro-norte de Córdoba y centro de Santa Fe), Centro Sur (sur de Córdoba y Santa Fe, Buenos Aires y La Pampa) y en Uruguay, país que también está siendo monitoreado.
“La población sigue siendo muy baja. En los maíces de primera no hay riesgo de ataque en ninguna parte del país. Y para las siembras tardías, el panorama es bastante bueno, porque todavía no tenemos población”, afirma Federico Zerboni, presidente de Maizar.
Igualmente, el dirigente y productor maicero en Pergamino (Buenos Aires) y Jesús María (Córdoba), explica que “con las poblaciones (bajas) que hay hoy, todavía no pudimos hacer infectividad, porque no tenemos insectos para hacer el testeo de cuántos están infectados. Esto es biología -aclara- pero a priori, con lo que tenemos hoy, no vemos que haya riesgo de chicharrita para las siembras tardías”.
Para Zerboni, que espera contar con mediciones más precisas en próximos informes, esta campaña será como la 22/23 ya que “muchas veces las plagas no se repiten todos los años” y “con lo que estamos viendo hoy, creemos que va a ser un año sin problemas para chicharrita”.
Más allá de este tema, el titular de Maizar advierte que “eso no quiere decir que el productor siembre, porque hay muchos que quedaron con el miedo del año pasado y evalúan en función de los márgenes, de la humedad de su campo y de la información que tenga de esta plaga; es decir que la disminución de área se va a dar”, admite.
En este punto coincide Ramiro Costa, Economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, quien señala que “los márgenes brutos del maíz tardío han sufrido un marcado deterioro en las principales zonas productivas, con caídas del 10% al 20% respecto al ciclo anterior, dependiendo de la región. A esto se le suma que, al incorporar los costos de alquiler, los márgenes se vuelven aún más estrechos para los productores”.
Al respecto, agrega que el ciclo 2024/25 plantea retos significativos tanto desde el punto de vista productivo como económico, en un contexto internacional donde Brasil y Estados Unidos anticipan su segunda mayor cosecha histórica, con lo cual los precios internacionales del maíz podrían estar bajo presión.
Estimaciones
“En Argentina, durante septiembre, los precios a cosecha del maíz tardío se recuperaron en 26 USD/t, desde principios de agosto, alcanzando 186 USD/t a finales del mes. No obstante, la caída registrada durante la primera quincena de octubre ha dejado los precios apenas 16 USD/t por encima de los mínimos observados dos meses atrás, situándose en 176 USD/t”, precisa Costa.
Más allá de que por el temor a la chicharrita, muchos productores puedan haber decido apostar a la soja en vez de al maíz tardío, especialmente en el norte, Costa destaca que “los precios de los insumos han mostrado mejoras en los últimos meses. Fertilizantes clave, como la urea y el fosfato diamónico, han registrado caídas de 20 USD/t, con precios de 530 USD/t y 870 USD/t, respectivamente, que, en el caso de la urea, se trata del valor más bajo desde marzo de 2023”, precisa.
Facundo Ferraguti, ingeniero agrónomo, investigador en manejo de cultivos y coordinador de la Red Nacional de Maíz del INTA,Facundo Ferraguti, ingeniero agrónomo, investigador en manejo de cultivos y coordinador de la Red Nacional de Maíz del INTA,
Si de mermas se trata, la propia Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó recientemente, al lanzar la Campaña Gruesa 24/25, que la intención de siembra de maíz tardío es 14% menor a la del ciclo pasado, mostrándose picos del 20% de merma proyectada en el sur de Córdoba y sur de Santa Fe.
Para Zerboni, estos números podrían cambiar según el humor y la realidad de cada productor que, en su mirada, va a sembrar maíz tardío porque “los márgenes de soja tampoco son muy buenos”. En noviembre habrá un nuevo informe de la Red de Monitoreo que aportará más claridad al tema. “A partir de ahí, cada productor con su asesor sabrá qué le conviene sembrar. Vamos a tratar de que el productor lo haga en forma profesional, tenga la información que necesita y no deje de sembrar maíz por miedo. Hoy tenemos herramientas para ver en el momento de la siembra si va a haber riesgo o no”, explica.
El daño provocado por esta enfermedad se produce en los primeros 45 días desde que nace el maíz, hasta que tiene 10 hojas. Si se registra presencia de la chicharrita puede aplicarse control químico del insecto, como sucede en Brasil, donde históricamente conviven con el insecto y el Spiroplasma.
“En toda la Pampa Húmeda, si el año pasado con la población inicial que hubo, el daño fue muy limitado, este año que no hay insectos, no debería haber enfermedad, aunque hay que monitorear e informarse sobre lo que pasa en su zona”, recomienda Zerboni a los productores.
Más Niña que chicharrita
Más allá de la mayor o menor presencia de la chicharrita, Facundo Ferraguti, ingeniero agrónomo, investigador en manejo de cultivos y coordinador de la Red Nacional de Maíz del INTA, señala que “probablemente, estamos más preocupados por la Niña que por la chicharrita”. El último informe del Servicio Meteorológico Nacional, que consignó que existe un 81% de probabilidad de desarrollo de La Niña para lo que resta de la primavera y el verano en la Argentina, cuando debiera sembrarse el maíz tardío.
Igualmente, para Ferraguti, en la Zona Núcleo y en las extrapampeanas, lo importante es pasar a siembras tardías los lotes para que el periodo crítico, que se da entre los 15 días previos y los 15 días posteriores a la floración femenina, se ubique en un momento donde la probabilidad de sufrir estrés hídrico, por golpe de calor sea menor.
Respecto de la proyección de siembra de maíz tardío en virtud de la experiencia de la chicharrita en la campaña pasada, señala que “la menor población del insecto se da porque ayudaron las heladas, y un poco también porque hay gente que ha hecho bien las cosas y controló el maíz guacho, y también por muchos factores que nos faltan a estudiar, que podrían ser hasta enemigos naturales del Diabulus maidis”.
No obstante, saber cómo se comportará la plaga respecto de las temperaturas del próximo verano “es muy difícil saberlo para decirle al productor que siembre tranquilo. Sí sabemos que el problema va a ser mucho menor. Desde el sur de Santa Fe hacia el sur, si no hubo nada el año pasado, menos va a haber este año. Quien en esa zona haya descartado sembrar maíz tardío quizás debería reconsiderar esa decisión”, opina.
Manejo recomendado
“Hay que priorizar colocar el periodo crítico en un momento más óptimo, en función del agua disponible, más que preocuparse por la chicharrita, porque estamos contando con información de la Red Nacional de Monitoreo; creo que esta campaña va a ser mucho mejor panorama que la campaña pasada”, sostiene Ferraguti. Igualmente, hay zonas del centro-norte del país a las que habría que prestarles una especial atención, como al norte del eje Santa Fe – Córdoba, marcado por el trayecto de la Ruta Nacional 19, donde la dinámica de la enfermedad puede ser más variable.
El técnico aclara que “esa mejor perspectiva podemos tenerla porque hay poca población de insectos, aunque fehacientemente no sabemos si realmente hay menos, porque año pasado no la estábamos midiendo. Es lo que más o menos podemos estimar; con esta población no creemos que pueda repetirse la situación que había el año pasado”.
Puntualmente la Red Nacional de Maíz el INTA ha recopilado mucha información sobre el comportamiento de los híbridos respecto del Spiroplasma, en todas las das las estaciones experimentales y agencias de extensión. En un informe que se conocerá a fin de octubre, estará consignado, por localidad, cómo se comportaron los híbridos de maíz, habiendo evaluado el deterioro de las espigas y su influencia en la caída del rendimiento.
Para Ferraguti, de cara a los maíces tardíos, con los maíces guachos debidamente controlados, “como manejo cultivo habría que aumentar los recursos por planta con una fertilización adecuada, bajar la densidad de plantas y adecuar la fertilización sin bajarla, en planteos más defensivos con híbridos estables y de buen comportamiento frente a la enfermedad. Eso tiene dos beneficios: que el cultivo esté menos estresado por competencia entre plantas de la misma especie y que las categorías intermedias de espigas, levemente atacadas, puedan sumar rendimiento”.
Fuente: Clarín Rural
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