La solución de BASF controla las enfermedades de fin de ciclo del cultivo y tiene un gran manejo anti resistencia.
La búsqueda de fungicidas que protejan mejor a los cultivos, administren las resistencias y aumenten el rendimiento sin descuidar la sustentabilidad es hoy uno de los grandes desafíos que enfrentan los productores.
En ese sentido, Melyra® es la nueva solución de BASF para maximizar la producción del cultivo de soja, ya que controla eficazmente las enfermedades de fin de ciclo del cultivo y tiene un manejo anti resistencia que le permite actuar donde otros Azoles están perdiendo eficacia. Y si bien hoy puede ser utilizado en soja, próximamente también será útil para maíz, trigo, cebada, algodón, limón, naranja, mandarina y vid.
¿Cómo funciona Melyra® y por qué es tan eficaz?
“Melyra® combina dos ingredientes activos excepcionales de BASF: por un lado, incorpora la innovadora molécula Revysol® (mefentrifluconazole), el primer Isopropanol-Azol del mercado que muestra una flexibilidad extremadamente alta; y, por el otro, el F500® (pyraclostrobin), que aporta la acción sistémica translaminar desde la cara superior a la cara inferior de la hoja, asegurando una protección perfecta contra los patógenos fúngicos en la hoja entera, entre otros beneficios”, explica Juan Pérez Brea, gerente de Cultivos de Soja de la división Soluciones para la Agricultura de BASF.
De esta manera, la acción sistémica y mesosistémica de Melyra® proporciona una persistencia duradera, mientras que su versatilidad permite un manejo eficiente en diversas condiciones. Melyra® no solo brinda una defensa efectiva contra las principales enfermedades, sino también un incremento significativo del rendimiento y calidad de grano.
Por qué elegir Melyra®
La novedad de BASF presenta importantes ventajas frente a otros fungicidas del mercado porque su rápida absorción conduce a una fuerte eficacia curativa, superando a las tradicionales mezclas de triazol y estrobilurinas que hay hoy. “Melyra® se destaca por brindar mayor productividad y control de enfermedades menos sensible a otros triazoles o mezclas como en Cercospora kikuchii. Por ejemplo, es altamente efectivo para combatir Mancha Marrón en soja y las manchas foliares denominadas EFC. Su uso para combatir enfermedades de fin de ciclo se traduce en más kilos por hectárea para el productor”, detalla Pérez Brea.
En cuanto a su aplicación, la dosis debe ser de 0,5-0,6 l/ha y entre la aplicación y la cosecha de soja deberán trascurrir 21 días, informan desde BASF. “En el cultivo de soja se recomienda la aplicación con equipo pulverizador con un volumen de agua no inferior a 150 litros por hectárea. Para aplicaciones aéreas, el volumen no deberá ser inferior a 15 l/ha”, agrega y concluye Pérez Brea.
Fuente: lanacion.com.ar
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