Con genética precoz, nutrición materna, deteste temprano, alimento iniciador, recría sobre alfalfa y engorde a corral, logran hasta 400 kg de novillo por vaca/año. Un productor destaca el diferencial económico de acortar el ciclo y un asesor CREA explica el impacto de la programación fetal en la eficiencia del stock.
Gastón Alfaro, asesor del CREA Utracán, hace una puesta a punto sobre programación fetal, una práctica que, sumada a la mejora genética y del manejo, permite optimizar la eficiencia del stock. Lauro Gilardi, empresario que hace cría en campo de monte, en La Pampa, y recría y engorde en Salliqueló, Buenos Aires, llevó al terreno esas tecnologías y hoy termina novillos de 12 meses. Valor Carne presenta estas experiencias claves para un país con escasez estructural de novillos, la principal categoría para producir carne.
Gastón Alfaro.
“En los Estados Unidos, los beneficios de la programación fetal se ven en forma habitual a campo porque se suplementa la vaca de cría, lo que contribuye a lograr un ternero más pesado al destete. Pero en la Argentina, esta práctica no se justifica económicamente”, planteó el Ing. Agr. Alfaro, doctorado por la Universidad de Alabama, que hace unos meses ingresó al movimiento CREA. “Por el contrario, acá, muchas veces la madre está sometida a restricciones nutricionales. Y el ternero livianito se paga en el corral”, advirtió.
¿Qué es la programación fetal? “Es el conjunto de estímulos que suceden durante el desarrollo embrionario y fetal, que generan efectos a largo plazo. Por ejemplo, la nutrición materna impacta en la eficiencia, inmunidad, fertilidad y calidad de carcasa de la progenie”, respondió el joven quien, a su vez, es profesor de Producción de Carne de la Universidad Nacional de Córdoba.
En tal sentido, el desarrollo de los órganos vitales -cerebro, hígado y riñones- ocurre primero, después siguen los reproductivos -testículos y ovarios- y finalmente, el músculo esquelético y el tejido graso. ¿Cómo afecta la restricción nutricional? “Impacta en orden inverso a la importancia vital, o sea, lo primero que sufre es el músculo y el tejido graso”, subrayó.
Otra cuestión importante es que el número de fibras musculares no puede aumentar después del nacimiento. “Si se interrumpe la buena nutrición a partir del segundo trimestre de gestación, el ternero no podrá alcanzar su potencial en carne. A su vez, las dietas restringidas en el último tercio llevan a un menor marmoleo en la progenie”, alertó Alfaro.
Los sistemas locales
En un país donde resulta antieconómico suplementar a la vaca, ¿qué se puede hacer para para mitigar la problemática de la condición corporal?
“La alternativa es recurrir a estrategias que indirectamente apunten a aumentar el desarrollo del ternero. Y la principal es no descuidar a la madre durante la gestación”, indicó Alfaro. “Si se sobrepastorea un lote durante un mes, no solo se afecta a esa vaca sino al feto que lleva adentro. Mejorar en esa línea es la forma más sencilla de favorecer a la progenie”, aconsejó.
Otra herramienta es mejorar la genética con líneas adaptadas al campo y seleccionar los vientres más fértiles. “Una práctica que ya aplican muchos productores es identificar cuáles son las vacas que no se preñan o no destetan un ternero y sacarlas del campo. Todo eso desencadenará un mayor aprovechamiento del pasto”, describió.
Esta selección continúa con las que destetan el ternero más pesado. “Si tengo dos vacas que fueron preñadas el mismo día, por el mismo toro, y una me da un ternero de 190 kg y otra de 170 kg, entiendo que la primera es superior en cuanto a genética y aptitud materna. En función de ello aprovechó mejor los nutrientes del pasto y fue capaz de transmitírselos a su hijo”, explicó.
En primera persona
Gilardi, miembro CREA Utracán, fue perfeccionando la cría en el Oeste Arenoso como puntapié inicial para ajustar la recría y el engorde, terminando novillos excepcionalmente jóvenes.
Vaquillonas de 30 meses en principio de parición en Utracán, La Pampa.
“Mi familia empezó la ganadería en 1876, soy la quinta generación en la actividad y mi padre fundó la cabaña La Bellaca hace 50 años. Yo siempre elegí animales precoces, mi ojo tiraba por los más costilludos, más anchos”, recordó. Y agregó: “cuando arrancamos con el grupo, hace más de 20 años, comencé a utilizar toros de pedigree directamente en mi rodeo general, así cuento con más datos para seleccionar. Tengo el corazón puesto en el Angus negro”.
La cría se hace en un campo de monte sobre flechillas y algo de pasto llorón con una receptividad de entre 0,18 y 0,22 cab/ha, según las lluvias. “Acá las parcelas son de unas 300 hectáreas y el agua es salada, pero para las vacas de cría es excelente, los terneros son muy sanos”, detalló, aludiendo a que, con el manejo del pastoreo, desde hace años logran buenos índices de preñez y de destete.
Para Gilardi, el principal desafío en zonas áridas es mantener la condición corporal de la vaca.
“La mejor arma que teníamos para lograrlo era la genética. Primero seleccionamos por aptitud materna, luego utilizamos líneas destacadas en conversión de materia seca, después en precocidad; y ya pensando en el producto final buscamos área de ojo de bife y veteado de grasa”, destacó, aludiendo a la mejora continua del rodeo.
En paralelo, pusieron el foco en ordenar las pariciones para destetar terneros más pesados, aumentando el porcentaje de terneros cabeza y minimizando los de cola.
“Según el crecimiento de los pastos nos convenía hacer el servicio el 15 de septiembre y sacar el toro el 5 de diciembre. Así empezamos a concentrar los nacimientos en los primeros días de julio, algunos a fines de junio, aunque hay vacas que paren el 15 de agosto”, describió.
Siguiendo con el objetivo del estado corporal, la premisa fue destetar todo antes del 20 de diciembre. “Necesitábamos que la vaca preñada al principio, ya en septiembre y octubre comiera solo para su propia nutrición y la del feto que llevaba adentro, y no para darle además al hijo en pie. De este hijo nos encargamos nosotros en otro lado”, planteó.
La recría se realiza en un campo a 30 km de Salliqueló, Buenos Aires, cerca de La Pampa. “Ahí hay muy buena calidad de agua, hicimos pasturas y llevamos el 100% del destete. Empezamos con los terneros cabeza y seguimos con el resto; algunos llegan más chicos, pero los destetamos igual para que la madre se mantenga en condición corporal 5 (escala de 1 a 9). Es la clave del sistema”, subrayó.
Una vez separados de la madre, se encierran con sombra y se les brinda alimento iniciador para reemplazar la leche materna y minimizar el estrés, además de alfalfas y cebada. “En este acostumbramiento, que se realiza durante 20 días, el factor humano es crucial. Los cuidamos con pasión”, resaltó.
Después salen a la alfalfa, donde se recrían dos meses, en enero y febrero. A continuación, se empieza a suplementar nuevamente, esta vez, con maíz y silo, subiendo paulatinamente la proporción de grano. “Los llevamos de a poco hasta abril cuando volvemos a encerrar la cabeza”, afirmó, detallando que el ternero destetado con 170 kg gana unos 900 gr/día durante esa etapa.
“A fines de abril ya ingresamos el 50% de los novillitos al feedlot, con 300- 320 kg, dado que los veníamos apuntalando con ración desde antes”, reiteró. Se engordan durante 90-120 días, a razón de 1,5 kg/día, de modo que antes del año pueden llegar a los 400 kg.
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“Cargo mis novillos cabeza en junio con 11 meses, el cuerpo con 12 meses y la cola con 13 meses”, reveló. En octubre ya no queda ninguno en el feedlot y se liberan las pasturas, que en noviembre están en pleno crecimiento preparándose para recibir en diciembre la nueva camada.
¿Y el retorno económico? “Logro un novillo por vaca al año, o sea, vendo un total de 1500 novillos, de unos 12 meses. Eso quiere decir que estoy produciendo hasta 400 kg de novillo por cada una. Y, a través de cinco generaciones, resultan 2000 kg en 60 meses. En cambio, si el ciclo completo me llevara 18 meses, que también sería un productor de punta, obtener esos mismos kilos implicaría 90 meses”, estimó Gilardi. Y finalizó: “pienso que invertir en genética, nutrición y manejo a partir de la vaca gestante tiene un excelente retorno”.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Fuente: valorcarne.com.ar
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