Los probióticos pueden aumentar el consumo de pienso de las cerdas, protegen a los lechones contra la diarrea, mejoran la calidad de la carne, etc
Los probióticos se usan en todas las fases de la producción porcina: reproductoras, transición y engorde. En general, su uso pretende establecer una microbiota sana, mejorar la sanidad, el bienestar y la productividad de los animales (Cho et al. 2011). Sin embargo, si somos más concretos, la aplicación práctica (o el resultado) del uso de probióticos puede ser distinta en cada contexto (ver tabla 1). Este artículo describe brevemente las principales aplicaciones para las que han sido evaluados en las distintas fases de la producción porcina.
Tabla 1. Principales aplicaciones de los probióticos en la industria porcina. Adaptado de Barba-Vidal et al. «Practical aspects of the use of probiotics in pig production: A review». Livestock Science 223 (2019) 84–96.
Reproductoras | Reducción de los signos clínicos de patologías uterinas / mamariasAumento del consumo de pienso durante las últimas fases de la gestación o en lactaciónMejora de la condición corporal al final de la lactaciónReducción del intervalo destete–celo debido a la movilización de la energíaMejora de la calidad del calostro y de la calidad y cantidad de la lecheReducción de patógenos intestinales en cerdas y/o lechonesModulación de la inmunidad de la camadaMejora del tamaño de camadaMejora de la tasa de crecimiento de los lechonesReducción de los signos clínicos de diarrea en lechonesTransferencia de probióticos a los lechonesModulación de la respuesta al estrés |
Transición | Modulación de la microbiota intestinal del lechónProtección frente a bacterias patógenas, trastornos gastrointestinales y diarreaMejora de la función de la barrera intestinalModulación de la inmunidadMejora de la digestibilidad, de la tasa de crecimiento y la conversión alimenticiaMejora de los parámetros productivos en lechonesSuplementación de nutrientes específicos |
Cerdos de engorde | Mejora de la calidad de la carmeMejora de la digestibilidadReducción de la contaminación mediante la reducción del NH3-N fecalReducción de las infecciones patógenas subclínicas o zoonosisReducción de la mortalidadMejora de la ganancia de pesoMejora de la salud intestinal |
Cerdas y lechones lactantes
La administración de tratamientos probióticos a las cerdas ha demostrado un doble potencial, incluyendo tanto beneficios para ellas como para sus lechones. La suplementación de probióticos a las cerdas puede aumentar el consumo de pienso durante las fases finales de la gestación o en lactación, mejorando la condición corporal a final de la lactación (Bohmer et al. 2006). Esta situación es deseable porque puede reducir la necesidad de movilizar energía durante la lactación. A su vez, esto podría explicar la reducción del intervalo destete–celo que también ha sido descrito en probióticos (Hayakawa et al. 2016). También se han descrito beneficios relacionados con el rendimiento reproductivo en cerdas. Por ejemplo, un aumento del número de lechones (Apic et al. 2014) o mayores tasas de crecimiento con un peso más elevado al destete (Alexopoulos et al. 2004). Además, también se ha descrito una reducción de los patógenos intestinales (Kritas et al. 2015), de los signos clínicos de las patologías uterinas y/o mamarias (Apic et al. 2014), junto con menos signos clínicos de diarrea en lechones (Taras et al. 2006). Finalmente, hay un interés científico creciente para evaluar la capacidad de las cerdas para transferir probióticos a los lechones en sus primeras fases de vida (Scharek-Tedin et al. 2015).
Lechones en transición
Hasta hoy la transición es el periodo en el que los probióticos están recibiendo más interés en la producción porcina, con el objetivo de mejorar el resultado del destete (de Lange et al. 2010). Los lechones destetados tienen una baja resistencia a las enfermedades, lo que los hace vulnerables a reacciones de estrés y a la invasión por microorganismos patógenos (Konstantinov et al., 2006). Esto puede ser un problema grave, ya que este periodo se considera crítico en términos de productividad porque el rendimiento en la primera semana tras el destete se puede correlacionar con el rendimiento hasta el peso de mercado (Kats et al., 1992).
Potencialmente, los probióticos pueden ser beneficiosos en estos animales de varias maneras. Por ejemplo, se ha descrito que la suplementación de los destetados con probióticos puede prevenir o mejorar diarrea (Bhandari et al. 2008), restablecer el equilibrio microbiano tras una reducción transitoria de las bacterias beneficiosas (Krause et al. 2010), proteger frente a bacterias patógenas (Casey et al. 2007), mejorar la función de barrera intestinal (Guerra-Ordaz et al. 2014) y estimular la inmunidad (Lessard et al. 2009). En muchos casos se ha descrito que los probióticos han mejorado los parámetros productivos de los lechones destetados como consecuencia de una, o de una combinación, de las razones anteriores (Ahmed et al. 2014, Bhandari et al. 2010).
Cerdos de engorde
El principal objetivo del uso de probióticos en esta fase sería la mejora de la productividad. La literatura científica publicada hasta ahora apoyaría la idea que, aunque los cerdos de esta edad tienen una mayor inmunidad y capacidad para resistir problemas intestinales, todavía hay margen para que los probióticos actúen y potencien el crecimiento; especialmente en las fases iniciales del engorde o en dietas de alta densidad (Meng et al. 2010). Otros de los objetivos que se pueden perseguir con el uso de los probióticos en esta etapa son la mejora de la calidad de la carne y de sus propiedades organolépticas, ya que se ha descrito que los probióticos afectan al color, la infiltración grasa y la firmeza de la carne (Černauskienė et al., 2011); y reducen las potenciales infecciones zoonóticas como Salmonella spp. (Casey et al., 2007). Finalmente, otro campo interesante, pero poco explorado, es la reducción de los contaminantes ambientales del purín. Se ha descrito que varios probióticos son capaces de reducir potencialmente contaminantes ambientales procedentes del purín como el ácido sulfhídrico (H2S, muy tóxico) o el amoníaco (NH3), en especial en cerdos alimentados con dietas con una alta densidad de nutrientes (Yan and Kim, 2013). Los mecanismos directos de estos efectos todavía son desconocidos, aunque probablemente haya mecanismos indirectos implicados, como la mejora de la eficiencia alimentaria, de retención de nutrientes y la modulación de la microbiota intestinal.
Fuente: 3tres3