“Las altas temperaturas tienen efectos negativos sobre la fisiología, la salud, el comportamiento, el estado mental de los animales y su bienestar. Como consecuencia, se afectan la fertilidad, la producción y el rendimiento de los rodeos, y aumenta el riesgo de muerte por golpes de calor: cada día de estrés calórico representa un día de pérdida para el productor”.
Luego de la muerte de un centenar de animales en el Mercado de Hacienda de Liniers, el Senasa emitió un comunicado en donde recomienda formas de manejarse con el ganado, ya sea a campo abierto, en tambos o al momento de la carga y transporte.
En este contexto el ente se refirió al estrés calórico, que es el conjunto de cambios que se desencadenan en los animales en ambientes con elevada temperatura, los cuales llevan a una disminución en la eficiencia productiva. Los signos que con mayor frecuencia pueden observarse en los bovinos son, en primera instancia, el aumento de la frecuencia respiratoria y del consumo de agua, así como la búsqueda de sombra.
“A medida que las condiciones estresantes se agravan, comienza a observarse disminución de los desplazamientos, reducción del consumo de alimentos, disminución del tiempo dedicado a rumia y descanso, jadeo, salivación excesiva y protrusión de la lengua”, indicaron.
Para estimar la severidad de las condiciones de estrés calórico a las que se encuentra expuesto un animal, -dice Senasa- “se debe contemplar la intensidad del índice de temperatura y humedad ITH (alerta, peligro o emergencia), la duración (cantidad de días con ITH superior a 75) y la frecuencia de exposición a esas condiciones (cada cuanto tiempo se repiten las olas de calor).
Para que un animal expuesto a condiciones de estrés térmico pueda perder el calor acumulado a lo largo del día y recuperarse, la temperatura debe descender por debajo de los 21º C en la noche, durante al menos unas seis u ocho horas”.
Respecto de los factores propios del animal -tales como edad, color y largo del pelo- influyen en la susceptibilidad al estrés calórico: “Recuerde que los animales más perjudicados son los que acumulan más nivel de grasa corporal y que los animales de pelaje negro y en etapas de terminación son los más propensos. El tipo de alimentación también se relaciona con el riesgo de golpe de calor. El pastoreo de pasturas tóxicas como festucas u otras infectadas por hongos productores de ergoalcaloides, así como la administración de raciones hipercalóricas, incrementan el riesgo”.
Medidas para prevenir.
El ente nacional indicó que en bovinos de carne se debe proveer espacios de sombra suficientes para todos los bovinos. “La sombra de árboles es una de las más efectivas, ya que no solo disminuye la radiación, sino que produce menor temperatura del aire por la evaporación desde las hojas”.
Es vital también la provisión de agua fresca, limpia y abundante, sobre todo considerando que un bovino adulto consume diariamente el 7% de su peso vivo en agua. “Es indispensable realizar un análisis del agua para determinar las concentraciones de sales y prevenir el rechazo de su consumo”.
Por otro lado se requiere “que los bebederos sean de fácil acceso y estén cerca de los animales. Se debe controlar el caudal y la presión en períodos de extremo calor y asegurarse que haya espacio suficiente en los bebederos.
El consumo abrupto de agua, luego de períodos de privación, puede desencadenar un cuadro de intoxicación con signos nerviosos”.
Además se deben evitar manejos estresantes en el rodeo. “Cuando no sea posible, arree de manera tranquila, respetando el paso de los animales. Realice los encierres y trabajos en manga a primera hora de la mañana o última hora de la tarde-noche”, indicó Senasa.
En tambos.
Durante el manejo en tambos, se recomienda proveer sombra suficiente en corral de espera, ordeñe y zona de alimentación: “usar malla plástica de media sombra con 80% de densidad, orientada de norte a sur, con una superficie cubierta de 4 m2 por animal. Todos los animales deben tener acceso libre a la sombra”, indicó Senasa.
A su vez sostuvieron que “se proporcione ventilación adecuada en sala de ordeñe; abundante agua fresca, cerca del ganado; ofrezca dietas de baja actividad fermentativa. Priorice los pastoreos nocturnos y de madrugada y suministre dietas frías, que por su composición minimicen la generación de calor metabólico y mantengan la oferta de nutrientes”. Respecto del manejo del rodeo en mangas y corrales se recomienda minimizar el tiempo de espera, “planificando todas las tareas y prepare los materiales necesarios para ello”.
Utilizar ventiladores y aspersores en patios de espera, área de comenderos y túneles de enfriado; combinando períodos cortos de mojado intensivo con momentos prolongados de ventilación, con una gota durante la aspersión de tamaño lo suficientemente grande como para mojar al animal.
“Esté atento al comportamiento de los animales para identificar síntomas de estrés calórico de manera temprana”, agregaron.
Transporte y descarga.
A modo de conclusión, Senasa brindó recomendaciones a la hora de cargar, transportar y descargar la hacienda: “planifique las actividades y prepare los documentos necesarios para minimizar el tiempo de espera de los animales en corrales; cargue la hacienda a última hora de la tarde o primera hora de la mañana, evitando las tareas previas y el transporte de los animales durante las horas de más calor”.
“No los corra o aparte inmediatamente antes de la carga, hágalo con tiempo, dejándolos en un potrero a la sombra y con disponibilidad de agua limpia y fresca”.
En ese sentido agregaron que se debe respetar “la densidad de carga permitida. Cuando las temperaturas sean elevadas, brinde mayor espacio en el transporte. Evite largas distancias y prevea conflictos de tránsito o atascamientos en rutas. Evite realizar paradas durante el viaje. De ser necesario detenerse, busque un lugar a la sombra y por el menor tiempo posible”.
“Recuerde que el estrés calórico puede matar a sus animales o desmejorar la calidad de sus carnes. Consulte siempre a su veterinario ya que el bienestar animal es una ventaja para todos”, concluyó el comunicado.