Existen momentos en donde tenemos que parar de correr para saber por dónde y hacia adonde corremos, son los momentos que más nos cuesta enfrentar (sobre todo en la actualidad en donde correr parece ser el modus operandi pre establecido), pero sin duda estos momentos son los que nos llevan siempre a buen término, porque como bien sabemos la planificación es el inicio de una acción exitosa, cualquiera sea el rubro en el que estemos involucrados También hay momentos en donde sentimos agotadas nuestras capacidades de conocimiento, independientemente del rol que ocupamos en la actividad y vencemos la resistencia a abandonar nuestro sitio de confort para lanzarnos a una “nueva ola productiva” que nos lleve a alcanzar niveles mas superadores.
Otras veces sentimos que el paquete tecnológico no es suficiente para nuestras condiciones de trabajo, o bien que alguna coyuntura nos impide ver un horizonte claro a dónde dirigirnos con total certeza y esos momentos de dudas nos hacen sentir una insatisfacción que nos lleva a demorar decisiones que pueden impactar en gran medida no solo en la cadena productiva, sino también en la adopción de herramientas y procesos que aceleren la producción y por consiguiente la renta del negocio.
Ante la necesidad de estar siempre a la vanguardia del negocio de la conservación de forrajes de alta calidad salimos a buscar las novedades que nos presenta el mercado, pero siguiendo con un patrón de conducta que nos lleva a respuestas conocidas (incluso a veces excusas), como que “no se paga”, “no es para mi campo”, “no la tenemos disponible”, etc.
En los últimos eventos de oferta tecnológica, pudimos ver el futuro del forraje reflejado en acciones y adelantos que hasta hace poco nos parecían de película, “como volver al futuro” con la amenaza de la incredulidad a flor de piel y una gran tentación de seguir haciendo las cosas “como siempre” repitiendo los patrones de conducta que nos manda nuestro sitio de confort, aunque no sea tan confortable.
Estamos en un negocio (la ganadería) en donde la tradición y el sitio de pertenencia tiene un rol preponderante, está marcado a fuego como nuestra hacienda y eso es muy bueno, pero siendo honestos debemos reconocer que las nuevas generaciones de actores del sector, con la nueva tecnología que acarrean, vienen pidiendo pista para concretar algunos despegues que hasta ayer nomás eran impensados.
En tecnología se acelera la aparición de nuevos equipos y entonces es importante adoptar rumbos y velocidades de cambio que se adapten a nuestras posibilidades.
De la mano de la mecanización de los forrajes conservados nos encontramos con una oferta nunca vista. Segadoras con diferentes tipos de acondicionadores y posibilidad de agrupadores de hileras, además de auto guiado para disminuir costo con el aumento de la eficiencia, rotoenfardadoras y mega enfardadoras con y sin procesadores de fibra para cada uno de los mercados o categorías de hacienda que los vayan a consumir, diferentes tipos de procesadores de grano para las picadoras autopropulsadas, sistema de llenado inteligente de acoplados acarreadores de forraje, nuevos actores del sector de inoculantes, aplicación variable de los mismos, ajuste automático del tamaño de picado, monitores de rendimiento, mixers estacionarios, horizontales que procesan fibra, etc.
A nivel de mejoramiento genético, nos encontramos con variedades de alfalfa que reducen la cantidad de lignina, asociada a la mayor digestibilidad de la FDN o hablando “mas en criollo” la posibilidad de cortar y/o pastorear las alfalfas en estadios de floración más avanzados con igual calidad que en pre floración elevando los techos de producción por ha, aumentando la carga animal o bien la posibilidad de trabajar con el volumen de siempre pero con una calidad superior.
Los drones que hasta ayer parecían solo un juguete tecnológico, hoy nos permiten predecir fechas ciertas de picado con porcentajes de materia seca ajustados y aprovechar todo el potencial de producción de un recurso forrajero como el maíz que ya superó el millón de has y que es el responsable de uno de los saltos productivos más importantes que vivió la ganadería de nuestro país.
Los drones dejaron de ser percibidos por el productor como un juguete, para trasformarse en una herramienta de utilidad práctica. La adopción fue a una velocidad interesante.
Incluso, la capacitación del personal comienza a consolidarse en algunos aspectos y en las reuniones técnicas tenemos apartados especiales para el coaching para que mejore la comunicación en los equipos de trabajo y el entendimiento de los procesos además de mejorar el desarrollo personal de todos los involucrados. Al final de todo, son las personas quienes toman las decisiones con la información que arrojan las herramientas productivas.
La primera sensación es que el mundo se aceleró, que se borraron las fronteras entre realidad y ficción, porque es real que todo está entre nuestros días disponible para pensar y planear los forrajes del futuro que nos ayuden a dar un nuevo salto productivo en la ganadería del país. Hoy todo está a la mano sin demora, lo único que debemos hacer es un análisis de adopción y tomar la decisión, porque la tecnología está y se paga, de eso no hay ninguna duda.
Heneadores que mantienen más alta la calidad original del forraje y que no estaban en el radar del productor, son cada vez más considerados.
Está claro que debemos seguir cultivando la tradición, de trabajar duro, de honrar a los que construyeron el presente con herramientas más sencillas comparadas a las que hoy tenemos a la mano, pero así como nos enseñaron a “no dejar para mañana lo que podemos hacer hoy” debemos analizar y adoptar de manera sostenida las nuevas tecnologías porque son viables desde lo tecnológico y lo económico. El futuro nos alcanzó, los mercados que demandan alimentos están a la vuelta de la esquina y definitivamente es hoy el momento para aplicar la tecnología del mañana.
