Los presidentes de Estados Unidos y China -Donald Trump y Xi Jinping- decidieron abrir una instancia de negociación de 90 días en el marco de la «Guerra Comercial» que emprendieron ambos mandatarios en el transcurso del último año.
La tregua fue quizá el dato político y económico más importante que dejó la Cumbre del G-20 en Buenos Aires. Pero, al mismo tiempo, generó dudas acerca de cuál será el impacto del fin o la continuidad de la «Guerra Comercial» para la Argentina.
En el Mercado de Chicago (CBOT) la soja subió este lunes un 2% y cerró a u$s 328 por tonelada, mientras que en la zona de Rosario (Up River) las fábricas locales pagaron $ 9.000 por tonelada, unos 100 pesos menos que en la jornada previa.
«Bajo el supuesto de un acuerdo que ponga fin a las disputas entre China y Estados Unidos, asistiremos a subas importantes en Chicago que no se trasladarían a Sudamérica», advirtió a LPO Javier Buján, director de la consultora Kimei Cereales.
«Si la ‘Guerra Comercial’ continúa, en cambio, podríamos asistir a un mercado local de poroto de soja más demandado con mejores paridades, pero resintiendo el comercio de harina y aceite en el mediano y largo plazo», advirtió el especialista.
Más allá de lo exitosa que fue la cumbre entre Trump y Xi Jinping, lo cierto es que -a partir de lo informado en Washington y Beijing- hasta el momento no está claro si China habilitará finalmente el ingreso de poroto de soja estadounidense.
Un comunicado de la Casa Blanca indicó que China se comprometió a comprar «una cantidad sustancial de productos agrícolas» para reducir los desbalances comerciales presentes entre ambos países (aunque no especifica a qué productos se refiere).
«Habrá que ver cómo evolucionan las negociaciones en estos 90 días. Al menos en este periodo no habrá un aumento de las tensiones comerciales», dijo a este medio Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC y ex agregado Agrícola en la Unión Europea.
«Es importante que se estabilice el comercio mundial porque volvería a la normalidad la molienda y podríamos recuperar mercados que perdimos, más allá de que la perdida del diferencial arancelario es un claro castigo a la industrialización», agregó Idígoras.
Para la Argentina no es un dato menor el comportamiento comercial que adopte China en el presente ciclo 2018/19 dado que se prevé una cosecha de alrededor de 54 millones de toneladas, casi 20 millones más que en la última campaña.
En la Casa Rosada no ven riesgos en cuanto a la posibilidad de que Trump y Xi Jinping lleguen a un acuerdo en tres meses y que China vuelva a comprar soja estadounidense. «En China hay lugar para todos», repiten en la Secretaría de Agroindustria.
Mauricio Macri se manifestó en la misma línea después de la tensión diplomática que causó la vocera de Trump al hablar de la «depredadora» china: «Argentina no ve la presencia de China como una amenaza sino como una oportunidad de desarrollo», dijo.
Gustavo López, director de la consultora Agritrend, afirmó a LPO que «el Mercado de Chicago seguramente va a tener un efecto rebote en los precios porque es interesante que se hagan estos acuerdos tendientes a levantar aranceles que son muy altos».
De todos modos, López aseguró que «no queda muy claro cuáles son los avances a mediano plazo. Aparentemente no van a subir más los aranceles o por lo menos no se va prohibir la soja de origen americano en China. Esto va a reacomodar mejor la oferta».
Como sea, en la industria agrícola argentina siguen entusiasmados con la posibilidad de que China deje a un lado la política orientada a promover la industrialización en territorio propio y comience a importar harina de soja en el nuevo contexto global.
«Esto representaría una gran oportunidad dado que China es el primer productor de carne de cerdo y consume enormes cantidades de forraje en su cadena productiva», afirmó Sofía Corina, especialista de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).