La buena noticia para los productores agrícolas es que las tasas de interés tenderán a bajar y permitirán un financiamiento más accesible. La mala es que, según la consultora Economía & Regiones (E&R), «más adelante en el tiempo, la actual trayectoria bajista se revertirá y la tasa volverá a subir«.
Esto deja un escenario de dudas para los productores agrícolas: ¿qué hacer en el mientras tanto, en medio de una campaña que promete ser récord?
En su último informe económico desde E&R advierten que la tasa de interés «no bajará ni fuerte, ni rápido», y descuentan que habrá cifras elevadas «por varios meses». Los analistas agregan que «en el corto plazo puede seguir bajando, como de hecho lo está haciendo, muy poco y lento. Un descenso de tasa que de poco servirá a la sensación térmica de las empresas. Este descenso de tasa va de la mano con la desaceleración transitoria de la inflación. La inflación baja poco, la tasa baja poco también», destacan.
Los consultores explican que la baja de la inflación y el descenso de la tasa de interés, «ambos insuficientes», se sostienen sobre la estabilidad del dólar y la apreciación del tipo de cambio.
«La inflación corre y el dólar está parado», señalan. Sin embargo, afirman que «cuando la política monetaria no logre perforar un determinado piso de inflación, las expectativas de más inflación resurgirán, las presiones cambiarias se reavivarán y la tasa de interés volverá a saltar».
«Año de poca liquidez»
En diálogo con Infobae, el consultor de empresas agroindustriales, Salvador Di Stefano, coincidió con la mirada de E&R, y sostuvo que 2019 «va a ser un año de muy poca liquidez en el mercado con tasas que van a bajar, pero muy poco, y no van alcanzar para que el productor tenga un financiamiento barato».
Por otro lado, el economista resaltó que «el Gobierno quiere planchar el dólar, lo que es muy negativo para el hombre de campo; y el precio de las materias primas, afectado por la guerra comercial entre los EE.UU. y China, están en niveles extremadamente bajos, por lo que da la sensación de que el productor agrícola tiene mucho viento de frente».
Desde E&R anticipan que «en este escenario en el cual la tasa de interés sube en términos reales y el costo del crédito se encarece, no debe sorprender que el crédito al sector privado se desplome, y las firmas y agentes individuales sufran el crowding-out del sector público y tengan menos acceso al crédito. En términos reales, el crédito al sector privado cae (-16,4%) cuando se compara octubre contra mayo 2018″.
Esta situación, también llamada efecto expulsión o desplazamiento, se da cuando los inversores se ven tentados ante la rentabilidad de los instrumentos de la deuda pública y prefieren depositar su dinero allí por las altas tasas de retorno. Este panorama termina perjudicando al sector privado ya que le cierra una fuente de financiación vital para las empresas.
Al respecto, Di Stefano consideró que «el Gobierno no va a trabajar en el financiamiento a bajo costo, como ya lo demostró a través de la oferta de la banca pública. Vamos a tener que agudizar el ingenio para conseguir dinero a tasas más bajas en el mercado, vía una sociedad de garantía recíproca o mediante la colocación de instrumentos en el mercado de capitales; o tenemos que empezar a evaluar la posibilidad de trabajar la campaña con socios. Vamos a tener que innovar y buscar nuevas alternativas», dijo.
Mano a mano
«Hay varias formas de llevar adelante un proyecto juntos. Asociarse significa que un productor pueda comprar mercadería a medias con otro para poder bajar el precio», sugirió el consultor agroindustrial quien siguió con los ejemplos:
“Una alternativa sería juntarse con un productor que conforme una sociedad donde uno ponga el capital y el otro la tierra y la mano de obra; o que uno aporte las maquinarias, el trabajo, las hectáreas y el arriendo sobre la cual se va a hacer la siembra”
Di Stefano aclaró, «quien contribuya con el capital, por supuesto que no va a poner el efectivo contante y sonante, sino que tratará de comprar las semillas y fertilizantes para llevar adelante la campaña. Tiene que haber una evaluación de cuánto pone cada uno y repartirse las ganancias en la misma proporción. Para eso van a tener que ser muy cuidadosos al momento de declarar los costos de cada uno», sostuvo y enfatizó: «Desde ya que solos es mejor que acompañados, pero si no estamos acompañados, no vamos a poder hacer el emprendimiento solos».
El economista alertó acerca de que «el Gobierno está creando una expectativa de que el 2019 va a ser mejor porque, supuestamente, vamos a tener una campaña récord con el trigo, la soja y el maíz; pero quienes trabajamos en el campo sabemos que la siembra no va a ser récord, porque el productor no tiene dinero para poner toda la tecnología que el campo necesita para alcanzar ese objetivo. Y no tiene dinero, porque falta crédito».
Expectativas infladas
Los analistas de la consultora E&R argumentan que «durante el primer semestre de 2019 la tasa de interés nominal bajará, si las expectativas de inflación se reducen. Por el contrario, si las expectativas de inflación no caen o caen poco, las tasas de interés nominales caerán nada o se reducirán poco».
Para Di Stefano, la expectativa es de un descenso de entre el 2,5 y 3% mensual, y explicó que «eso tiene que ver con que el Gobierno congeló una cierta cantidad de moneda y generó esta recesión. Un tipo de cambio estable va a llevar la inflación a niveles mucho más bajos. El ministerio de Hacienda va a mantener las tasas de interés entre un 55 y un 62%. Para poder bajar a niveles del 30% tendremos que esperar por lo menos dos años».
El economista advirtió que «estamos con un tipo de plan económico de manta corta: cuando bajás la inflación, perdés productividad; cuando la ganás porque subió el dólar, sube la inflación. En algunos momentos beneficia a las economías regionales y en otros, al sector urbano. Así no es posible arbitrar las medidas para aplicar un plan sano que nos sirva a todos», se lamentó.
Fuente: Infobae