El gobierno francés fijó distancias mínimas para la aplicación de tratamientos fitosanitarios en los campos que estén cerca de viviendas.
Luego de una investigación realizada por la Agencia Nacional de la Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medio Ambiente y el Trabajo (Anses), el gobierno francés anunció que “con carácter general” la distancia será de 10 metros para la pulverización de árboles, viñas y otras plantas de altura y de cinco metros para el resto, informó la Agencia Télam.
En tanto, el ministro de Salud, Agnès Buzyn; junto al de Agricultura, Didier Guillaume, y la titular de Transición Ecológica, Elisabeth Borne, indicaron a través de un comunicado que, desde el lunes próximo y durante tres semanas, se abrirá una consulta pública sobre la utilización de fitosanitarios en torno a las casas.
Al término de ese debate público, llegarán los decretos que se aplicarán desde el 1° de enero de 2020, que además de fijar las distancias mínimas con carácter nacional, abrirán la puerta a acuerdos entre agricultores, vecinos y representantes políticos en los departamentos del país.
En este sentido, se estima que en las normas departamentales se podrán reducir las distancias a tres y cinco metros siempre que se utilice maquinaria de pulverización más eficiente, pero también adaptarlas para tener en cuenta los dictámenes de la Anses a partir de nuevos trabajos técnicos y científicos.
Panorama local
Estas distancias son sensiblemente inferiores a las que se imponen en Argentina, donde no hay una legislación nacional al respecto, pero un documento de recomendaciones avalado por el Ministerio de Agricultura sugiere espacios «buffer» libres de fitosanitarios de 100 metros para aplicaciones terrestres y 200 para aéreas.
En Córdoba, rige la Ley 9.164 de «productos químicos o biológicos de uso agropecuario» que establece distancias de 500 metros para aplicaciones terrestres de productos banda I (roja) y II (amarilla); y sin restricciones para los de banda III (azul) y IV (verde). Para pulverizaciones aéreas, los límites son de 1.500 metros y 500 metros, respectivamente.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que la población francesa es una de las que más presión ejerce en Europa para controlar el uso de fitosanitarios.