En las praderas ocupadas por animales salvajes, los herbívoros se mueven en manada escapando de los depredadores y se alimentan en los pastizales que van ocupando a su paso. Para Allan Savory, ecologista, ganadero e impulsor a nivel mundial de un manejo “holístico” de la producción de carnes, ese nomadismo es clave para la generación de los ambientes naturales y puede copiarse en la producción de carne moderna.
Savory, cofundador del Instituto que lleva su apellido con base en Zimbabwe (África), considera que ese modelo es la base para lograr una gestión sustentable de los campos. “Solo el ganado puede revertir la desertificación”, repite en sus charlas que pueden verse en internet y en las que sostiene que el mayor potencial para la recuperación de pastizales es el secuestro de una cantidad suficiente de dióxido de carbono para revertir el cambio climático. Además de contribuir a desarrollar zonas productivas y a generar un beneficio económico; es decir, cumplir con el triple impacto de la sustentabilidad: ambiental, social y económica.
Conscientes de que esta ganadería “regenerativa” puede constituir una opción viable sobre el pie de las sierras en el norte de Córdoba, afectadas por las restricciones que impone la actual ley de bosques, un grupo de 17 productores de esta región decidió comenzar a probarlo en sus campos.
Se trata de una iniciativa impulsada por la Sociedad Rural de Jesús María (SRJM) y respaldada técnicamente por Ovis 21, una empresa B, de triple impacto, que funciona como nodo en Sudamérica del Instituto Savory. Con 10 años de experiencia, en Argentina comenzó su trabajo en la Patagonia y ya introdujo más de 600 mil hectáreas con manejo holístico en la zona pampeana, Corrientes, Chile y Paraguay.
Implicancias
Según Marina Ganchegui, representante en Córdoba de Ovis 21, el primer objetivo es implementar esta propuesta a lo largo de dos años, para luego evaluar los resultados concretos. Para que la gestión del proyecto sea lo más eficiente posible, los productores trabajarán en grupos regionales: Sierras Centro (comprende las zonas de Ascochinga, Agua de las Piedras, Avellaneda y Ongamira), Norte (Caminiaga, Simbolar y Río Seco); Este (Río Primero) y Oeste (Cruz del Eje, Pocho y Minas).
Son en total unas ocho mil hectáreas del norte cordobés sobre las que se probará este manejo.
“Son pequeños y medianos ganaderos que trabajan en campos con limitaciones por la ley de bosques y no tienen muchas más alternativas de desarrollo. Lo que los mueve es la oportunidad de recuperar los suelos, el stand de plantas y desde ahí, crecer en la producción animal”, indicó Ganchegui.
Carlos Arnold, uno de los técnicos que participará del proceso por el lado de la SRJM, completó: “La idea es largar con un grupo de trabajo, que eso se empiece a difundir y podamos desarrollar muestras concretas para poder extenderlo en todo el territorio”.
Paradigmas
Avanzar en este plan implica para los productores aceptar un giro de 180 grados en su forma de pensar el manejo. “Venimos del paradigma de la simplificación y lo que se propone es evaluar al sistema como un todo. No es sólo implementar un pastoreo racional, sino pensar qué valores tenemos con el ambiente y las personas, qué soñamos para el futuro, cómo queremos mejorar los recursos y la calidad de vida. Es marcarse uno mismo la cancha”, explicó Ganchegui.
En el plano práctico, la clave es la distribución y rotación del ganado en los pastizales. “Venimos de una cultura de pastoreo continuo y es uno de los factores que provoca desertificación. En la ganadería regenerativa, los animales se mueven en grupo y los tiempos de ocupación se piensan en función de la recuperación de los pastizales, eso es más importante que la cantidad de animales por unidad de superficie”, detalló la referente de Ovis 12.
En concreto, el objetivo es permitir la rápida reactivación de las raíces y la incorporación de carbono al suelo, con la ayuda nutritiva que representa además el bosteo y la orina de los rumiantes.
“La diferencia clave es el enfoque: en un sistema tradicional, lo que uno busca es producir carne. En la ganadería regenerativa, se apuesta a producir pasto, y el herbívoro es el que te ayuda a eso. Y a la larga, terminás produciendo más carne”, añadió Arnold.
Según Ganchegui, los campos que hace una década utilizan estos sistemas en la Patagonia han logrado hasta triplicar su producción.
“Pasaron de 250 cabezas a 800. La mejora del recurso forrajero implica poder incrementar la carga animal”, enfatizó.
Tanto Ganchegui como Arnold destacaron que el manejo puede combinarse con sistemas tradicionales como el feedlot. “Hay campos que realizan un engorde con manejo holístico, pero la última etapa de terminación la hacen a corral”, indicó la representante de Ovis 21.