La eficiencia de conversión, es decir cuantos kilogramos de alimento se requieren para producir un kg de carne, es una de las variables que más impactan en el negocio ganadero. Debido a que hay una gran variabilidad entre individuos, y una heredabilidad interesante (0,25 a 0,35 ), es posible seleccionar por este carácter.
Desde hace varios años se estableció que la mejor manera de evaluar la eficiencia era mediante el denominado Consumo Residual de Alimentos (RFI), que es independiente del nivel de producción y del tamaño del animal. Se mide la diferencia entre el consumo esperado para su ritmo de ganancia y peso metabólico y el real.
Al respecto, los animales con menor consumo residual son los más eficientes, dado que han llegado a un mismo peso con un consumo menor a lo esperado, lo que implica una significativa reducción en los costos de alimentación.
En el mundo esta prueba se realiza en varios países con un gran avance en la materia. En tanto, en la Argentina en el INTA Anguil, bajo la dirección del ingeniero Aníbal Pordomingo, comenzó a realizarse hace tres años con el desarrollo de las instalaciones y del software requerido.
En este contexto, la Asociación Argentina de Brangus realizará en los próximos meses la primera prueba formal de una asociación de criadores, enviando toritos de 20 cabañas localizadas en 8 provincias.
Luego de un período de acostumbramiento, se iniciará la prueba por 60 días donde cada individuo será genotipado para comenzar a realizar una Dep Genómica e ir recabando información sobre otros caracteres productivos, como ganancia diaria de peso y conformación corporal mediante ecografía. El impacto comercial llevará unos años, pero, según señalan en la entidad, es uno de los caminos para seguir aportando competitividad desde la genética.
Fuente: lanacion