El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Balcarce señaló que la castración, por traumática y estresante, influye negativamente sobre la ganancia de peso (GDP) y sobre la susceptibilidad a enfermedades.
La castración es una práctica rutinaria pero afecta sobre el bienestar animal y, como consecuencia, sobre la rentabilidad de la actividad ganadera.
En una prueba realizada por el INTA, los terneros castrados una vez comenzada la recría ganaron diariamente 44 % (0,56 kg/día) menos que los terneros castrados al pie de la madre, durante los primeros 14 días de evaluación.
Para el mismo periodo de medición, la GDP no fue afectada por la técnica de castración; quirúrgica (0,78 kg/día) vs. banda elástica (0,63 kg/día; Figura1). Sin embargo, del día 14 al 28 post castración, la GDP de los castrados – mediante banda elástica – fue un 29% (0,58 kg/día) menor que la GDP de los terneros castrados quirúrgicamente (0,82 kg/día).
En comparación a la GDP de los terneros castrados previo al ingreso a la recría (0,88 kg/día), la GDP de los castrados tarde fue 34 % menor para los castrados mediante banda elástica y solo 7 % inferior para los castrados quirúrgicamente.
Del día 28 al 50 post castración, no se registraron diferencias significativas en la GDP debidas al momento ni al método de castración. En total, los terneros castrados tarde ganaron 11 kg menos que la contraparte castrada temprano, durante la cría.
De esta forma el retraso en la castración influye negativamente sobre la GDP. Por otro lado, también se destaca que, en comparación a la técnica quirúrgica, la castración mediante bandas elásticas extiende la magnitud de la pérdida de peso más allá de los primeros 14 días post castración.
Desde el INTA sostuvieron que cuando se practica incorrectamente, la castración juega en contra de cualquier beneficio productivo asociado al sistema de alimentación, autoconsumo o entrega diaria, y/o mejora en la formulación de la dieta.