El crecimiento del área agrícola reemplazando pasturas y bosques nativos cambió la hidrología de las regiones productivas.
El cambio en el uso agrícola de la tierra no solo ha tenido impacto en el nivel de producción de granos, sino también en la acumulación de agua. Por ello algunos especialistas hoy es más frecuente que se produzcan inundaciones en las llanuras pampeana y chaqueña.
En un informe difundido por la consultora S4, el Ingeniero Agrónomo M.Sc. Jorge Mercau de la AER del INTA en San Luis y miembro del Grupo de Estudios Ambientales (GEAIMASL-UNSL), señaló que “el crecimiento del área agrícola en detrimento de superficies ocupadas por pasturas, pastizales y bosques naturales, es el cambio más claro y contundente en la hidrología de ambas llanuras. A diferencia de los cultivos anuales, las coberturas perennes tienen mayor capacidad de consumir agua a través de la evapotranspiración (pasando de 600-800 mm a 900-1200mm) y evitar excesos, pero además tienen raíces más profundas, especialmente los árboles, que les permiten utilizar en años secos el exceso de años húmedos anteriores (pasando de una exploración de 2 metros a una de 4 a 10 metros o más)”.
Mercau agrega que la reducción de dobles cultivos por cuestiones económicas y la búsqueda de la reducción del riesgo de sequía retrasando las fechas de siembra en maíz, por ejemplo, reducen aún más la capacidad de evapotranspirar de los sistemas productivos, y aumentan la frecuencia de excesos hídricos que recargan la napa
freática. En las llanuras esa recarga ha llevado a un inexorable acercamiento de la misma a la superficie (documentado tanto en el sudoeste y centro este de córdoba, como en el sudeste de Santiago del Estero).
El especialista cree que se puede aprovechar esta situación negativa: “El acercamiento de las napas en bastas superficies de nuestros principales sistemas productivos, es una de las oportunidades más importantes para aumentar los niveles de producción y, a la vez, una de las amenazas más importantes para el patrimonio y la infraestructura, cuando se transforma en inundaciones y salinización de los campos. Incluso en algunas zonas con algo más de pendiente, este acercamiento de la napa da lugar a fenómenos de colapsos que llevan a la aparición de nuevos ríos”.
El integrante de la AER del INTA San Luis opina que “hacer siembras más tempranas, dobles cultivos de grano o servicios, y relevos más rápidos y tempranos entre los mismos, permiten aumentar el consumo entre 100 y 200 mm por sobre un único cultivo más tardío, y, con decisiones adaptativas que manejen los riesgoscer siembras más tempranas, dobles cultivos de grano o servicios, y relevos más rápidos y tempranos entre los mismos, permiten aumentar el consumo entre 100 y 200 mm por sobre un único cultivo más tardío, y, con decisiones adaptativas que manejen los riesgos de sequías y excesos, armar planteos que mantengan un nivel de napa freática fluctuando entre 1,5 y 3,5 metros”.
Sobre el manejo, Mercau indicó que “en las zonas más húmedas será necesario una estrategia más agresiva que involucre adaptativamente, en el tiempo y espacio, a las pasturas perennes, especialmente en las partes más bajas. La situación es más compleja en los ambientes donde la salinización es más probable, especialmente si las variaciones de nivel de napa freática son altas, por una baja proporción de poros grandes en el suelo. Esa es la situación que estamos detectando en la región chaqueña, donde el cambio de uso es más contrastante, y donde el desafío de mantener esa napa suficientemente lejos requiere de una mayor ingeniería del sistema de producción y, junto a otros argumentos, refuerza la necesidad de reducir drásticamente el reemplazo de bosques por sistemas agrícolas con cultivos anuales”.
CONSECUENCIAS EN EL CHACO. En junio, Juan Jose Zurita técnico del INTA Sáenz Peña, Chaco– sostuvo que en “esta inundación es las más grave de los últimos 30 años” en el Chaco. Asimismo, reconoció que hace 30 años, las abundantes lluvias afectaban a gran cantidad de vegetación natural que colaboraban en la retención del escurrimiento del agua. En cambio, hoy, impactan directamente en los numerosos sistemas productivos agrícolas, ganaderos y mixtos que reemplazaron el paisaje natural de la región. Para el especialista, “Es importante advertirle al productor sobre los riesgos de realizar ciertas producciones en determinadas zonas y, en esta instancia, el rol de instituciones como el INTA es fundamental”, subrayó.