INVESTIGACIÓN. Uno de los laboratorios de Bioceres. (Prensa Bioceres)
El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) significa que los cuatro países de la región –Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay– se integran al capitalismo más avanzado en los próximos 15 años y adoptan las reglas, procedimientos e instituciones económicas de Alemania y la zona Euro.
Esta región es uno de los tres grandes espacios en los que se desarrolla la cabeza de la nueva revolución industrial, junto a Estados Unidos y la República Popular China.
En términos históricos, este acuerdo significa retomar la idea básica de Juan Bautista Alberdi (Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina, según su Constitución de 1853) sobre el sentido de los tratados internacionales de comercio.
El pensamiento de Alberdi era que más importante que el aumento de las exportaciones o el crecimiento de la tecnología, era la incorporación a la economía argentina de las instituciones económicas del mundo más avanzado de la época.
Alberdi, el más grande pensador político–estratégico de la historia argentina, fue el inspirador de la Generación del ‘80, que en 30 años transformó a la Argentina de un desierto vacío recorrido por tribus indígenas a la séptima economía del mundo en términos de ingresos per capita, sitial que alcanzó en 1913. Fue un proceso liderado por Julio Argentino Roca, a través del Ejército nacional como principal instrumento de acción.
Es un excelente antecedente: la anterior vez que la Argentina incorporó las instituciones de la Europa más avanzada fue un extraordinario éxito histórico, sólo comparable al que tuvo Estados Unidos.
Alemania y la zona Euro tienen cuatro veces el nivel de ingreso por habitante de la Argentina (55 mil euros anuales) y posee el mayor superávit de cuenta corriente del mundo, debido a su excepcional potencia exportadora (299 mil millones de dólares en 2018), por encima de Estados Unidos y de China.
Para la Argentina, el núcleo de su crisis estructural es la debilidad de su oferta exportadora, que depende exclusivamente del sector agroalimentario (66 por ciento del total de las exportaciones en 2018), y sólo representa 17 por ciento del producto interno bruto (PIB).
En este marco, el acuerdo con la Unión Europea es la mayor y más ambiciosa reforma estructural de la historia argentina.
Revolución de la vida
Esta es la hoja de ruta de la Argentina y, dentro de ella, se coloca la producción agroalimentaria, que es una de las tres más avanzadas del mundo y la primera en innovación tecnológica e incremento de la productividad junto con Estados Unidos.
El año pasado, la Argentina exportó a Europa por 9.200 millones de dólares: 63 por ciento provino de la agroindustria y de la bioeconomía.
A partir de ahora, el 81,7 por ciento de este total tendrá arancel cero y 17,7 por ciento deberá enfrentar cuotas o preferencias fiscales.
Es decir que el acuerdo liberaliza 99 por ciento de las importaciones agrícolas del Mercosur, lo que significa una derrota histórica para el proteccionismo agrícola europeo.
La nueva revolución industrial, cuarta en la historia del capitalismo, no es una realidad mecánica como las tres anteriores. Esta vez unifica cualitativamente lo físico, lo virtual y lo biológico, a través de la informatización. Y crea una nueva materia, inteligente y autónoma: el biogenoma, la secuencia descifrada del núcleo de la vida.
Allí, donde la vida transforma la vida, se disputa lo más avanzado de la revolución biotecnológica de la época.
La Argentina participa de este sector de punta del conocimiento del siglo 21 a través del ecosistema Bioceres, en Rosario, constituido por más de 200 empresas biotecnológicas de avanzada, que la constituyen en uno de los cinco principales países productores de eventos biotecnológicos del mundo.
Este es el instrumento de la producción agroalimentaria argentina para participar del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.
* Analista internacional