Según datos del Ministerio de Comercio de China, en los primeros cuatro meses del año ese país importó 440 mil toneladas peso producto de carne vacuna, un 54 por ciento más que el año pasado. En el mismo período, adquirió 470 mil toneladas de cerdo (suba del ocho por ciento) y 213 mil toneladas de pollo (44 por ciento).
Sólo en abril, las cifras fueron: 129 mil toneladas vacunas (aumento del 75 por ciento), 136 mil toneladas porcinas (24 por ciento) y 66 mil toneladas de carne aviar (62 por ciento).
En este mes, el precio de importación de carne vacuna se ubica en 4,69 dólares por kilo, sólo tres por ciento por arriba del año pasado. El cerdo se importó a 1,74 dólares y el pollo, a 2,43 dólares.
De estos datos se desprende que, al menos hasta abril, no se habría reflejado en los precios pagados por China la crisis causada por la fiebre porcina africana. La suba se descuenta que se verá en los próximos meses.
Según los registros oficiales de la aduana china, en abril importó 27.200 toneladas de Australia, que significa un 120 por ciento más; 27.800 toneladas de Brasil (21 por ciento), 25.100 toneladas de Uruguay (33 por ciento), 19.500 toneladas de Nueva Zelanda (165 por ciento) y 24.900 toneladas de Argentina (132 por ciento).
Ante la enorme necesidad de carne (vacuna, porcina, aviar y ovina) que muestra China, las autoridades de ese país han agilizado –como nunca antes– la habilitación de nuevas plantas exportadoras, no sólo en Argentina, sino también en África, Europa y hasta en Bolivia.
Alta temperatura
Mientras la peste porcina africana se sigue extendiendo por el mundo –ya está en 56 países–, con nuevos brotes en el sur de África, este de Europa, Bélgica (cerdos salvajes) y Asia (Camboya, Hong Kong, Vietnam, Mongolia, Corea del Norte), tanto Brasil como Estados Unidos muestran limitaciones a la hora de “apagar el incendio chino”.
Brasil acaba de comunicar la aparición de un caso “espontáneo y atípico” de vaca loca en el vital estado de Mato Grosso, que aporta el 20 por ciento de las exportaciones de vacuno. De acuerdo con el protocolo sanitario en vigencia ha suspendido unilateralmente sus exportaciones a China.
En cuanto a Estados Unidos, ya antes de la guerra de tarifas desatada por Donald Trump, la carne estadounidense tenía graves dificultades en ese destino por su alto precio, por su “exceso de grasa” y por el limitado volumen disponible de animales libres de antibióticos y hormonas.
Con el aumento de las tarifas a la importación de la carne de Estados Unidos, que llegan ahora a rozar el 70 por ciento, la competitividad de los cortes de ese país ha caído al mínimo: en marzo exportó sólo 1.600 toneladas a China y 16 mil toneladas a Hong Kong. Y aquí debe destacarse que el contrabando (canal gris) de Hong Kong al continente se ha dificultado enormemente en las últimas semanas, por los mayores controles, a causa de la extensión de la peste porcina.
¿De dónde podría sacar Argentina los elevados volúmenes adicionales que le demanda China en la actualidad? Primero, habrá un cambio de destino de la carne exportada: se embarcará menos a algunos mercados –como ya está sucediendo con Rusia– para aprovechar los altos valores que hoy está dispuesto a pagar China.
Segundo, importantes volúmenes de cortes de la rueda o del delantero, sea de novillo o de vaca gorda, que hasta ahora se colocaban en el mercado interno, de acá en más, y en forma creciente, se destinarán a China.
Este país paga hoy mejor varios cortes populares que el mercado mayorista interno argentino. Con la aprobación del nuevo protocolo sanitario con China, que permite la exportación de carne con hueso, se agudizará la competencia entre la exportación a China y el mercado local; por ejemplo, en los asados.
Fuente: AgroVoz