Y nadie puede desconocer que en planteos ganaderos la alfalfa es un «jugador» clave. Por eso en esta nota InfoRural CASTELLANOS apunta a refrescar algunos conceptos fundamentales.
El manejo ideal de la alfalfa debe contemplar una producción elevada de materia seca de alta calidad, conservando un buen nivel de producción a través de los años. Mediante el manejo del pastoreo es posible conseguir dichos objetivos.
La producción de carne/ha, producción de forraje, persistencia del cultivo, menor invasión de malezas y mayor fijación de nitrógeno, se lograba con un sistema de 6 potreros en el que los animales pastoreaban durante 7 días cada franja, para retornar a la misma en 35 días.
Pero posteriormente se comparó un sistema de un día de pastoreo versus 7 días e iguales periodos de descanso (35 días), sobre la producción animal obtenida. El sistema de pastoreo de 6 potreros resultó superior a los rotativos de cambio diario.
En el otoño, un alfalfar sometido a un pastoreo rotativo produce 60 kg carne/ha, o sea, el 28 % de la producción total anual de 214 kg carne/ha.
La longevidad de la alfalfa está asociada con el nivel de azúcares de reserva en las raíces ( el nivel debe ser de más del 21 % del peso seco de las raíces).
Las variedades sin latencia crecen con menos temperatura que las variedades con latencia, pero la persistencia es menor. Los cultivares sin latencia encajan perfectamente en rotaciones cortas o medias (3 a 4 años) siempre u cuando se las utilice con un pastoreo rotativo. Los cultivares con latencia se adaptan mejor a rotaciones largas (5 años o más), tolerando en forma sorprendente el pastoreo continuo.
En general, hay mayor producción de forraje y mejor persistencia en variedades de alfalfa definidas que en la de tipo pampeano
Superficie total de alfalfa = 4.578.000 has.
Producción anual = 25.854.878 Tn materia seca/ha.
Rendimiento potencial = 44.998.245 Tn materia seca/ha.
En este caso llega casi a duplicar su producción.
La productividad en rumiantes está determinada por el consumo de materia seca, la calidad de ésta expresada en su contenido de nutrientes digestibles y la eficiencia con que los nutrientes son utilizados y transformados en carne.
En nuestros sistemas pastoriles el consumo se ve limitado por el efecto del llenado del rumen, el cual depende del contenido de pared celular, del grado de lignificación de esta y de la resistencia a la desintegración en partículas más pequeñas por digestión y rumia.
Para ello es importante el ambiente del rumen, cuyo óptimo sería aquel que maximiza la actividad bacteriana. Estas condiciones se logran con un PH de 6,6-6,8; con 70-100 ml moles/litros y con una relación acetico:propionico de 3,5 : 1.
l ambiente ruminal de animales pastoreando praderas templadas reflejan valores de PH por debajo del óptimo, valores de ácidos grasos volátiles superiores a 170-180 ml moles/litros y una relación acético:propionico de 2 : 1.
A medida que aumenta la calidad del forraje fresco ofrecido se agudizan los valores ruminales mencionados. Según las clases de suelos que hay en un establecimiento agropecuario se definen las clases de forrajeras a sembrar y por consecuencia se determina la carga animal del campo, por ejemplo:
1-con praderas base alfalfa y gramíneas se puede tener una carga animal de 800 a 1.000 kg de carne/ha año, 2-con pasturas base festuca (se las denomina pasturas clase B ), permite una carga animal de 500 a 600 kg de carne/ha año.
3- hay zonas bajas con gramilla dulce que permiten una carga estacional de 400 a 500 kg de carne/ha.
(*) Ingeniero Agrónomo Rodolfo Berca, matrícula profesional 10251, con experiencia en producción de leche, producción de carne y agricultura, celular 3492650398.-