Ucrania, el principal exportador mundial de aceite de girasol, con el 56 por ciento de participación en las ventas totales, se enfrenta a un virtual estancamiento en el área sembrada del cultivo y en las últimas tres campañas ha obtenido rindes difícilmente superables.
Por el otro lado, se espera un crecimiento futuro en el consumo mundial de aceite de girasol. Estas dos situaciones serían favorables para la producción y exportación del girasol de Argentina.
Así lo resumió un trabajo del equipo de investigadores de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca liderados por el economista Jorge Ingaramo, en el cual además del análisis del mercado girasolero del presente realizó proyecciones a 5 años.
Según las estimaciones, el requerimiento mundial adicional de aceite de girasol se estima en 2,21 millones de toneladas para el quinto año de proyección (2023/2024). Dicha cifra proviene de comparar las brechas entre consumo mundial y producción mundial sin Ucrania para 2018/19 (4,70 millones de toneladas y el mismo ratio para 2023/24 (6,90 millones de toneladas).
Suponiendo un rendimiento de aceite en el crushing del 43 por ciento, se llega a un requerimiento de 5,13 millones de toneladas adicionales de girasol grano para cerrar el gap (brecha) con la demanda.
Consecuentemente, dado el rendimiento por hectárea potencial que podría alcanzar la Argentina en los próximos años, cuyo valor es de 2,2 toneladas por hectárea, pueden establecerse que harán falta a nivel mundial 2,33 M Ha adicionales a incorporar al cultivo si se quiere satisfacer la demanda, lo que implica 460.000 Ha/año aproximadamente.
Finalmente, si la producción de grano argentino alcanzara su máximo de 4,4 millones de toneladas (registrado en la campaña 2007/08), el país tendría una capacidad para adicionar 800.000 de toneladas respecto a su aporte actual (3,6 millones de toneladas). El mismo implicaría cubrir el 16 por ciento del incremento proyectado en la demanda mundial de grano (5,13 millones de toneladas) para el 2023/2024.