A diferencia del mercado de fardos, megafardos y de pellets que se han desarrollado entorno a este cultivo, tanto para hacer frente a la demanda interna como para exportación, el de cubos de alfalfa peculiarmente se ha movido de manera diferente, sobre todo en los últimos años, donde ha encontrado un mercado más específico, principalmente en el sector equino, donde el diferencial de precio que se abona por el mismo está atado a la posibilidad de recibir una alfalfa pura, de buena calidad y estandarizada a lo largo del tiempo.
Por su parte, en el sector bovino, estos diferenciales que propone el
cubo de alfalfa contrariamente no responden a las necesidades de los
productores a nivel general. No encuentran en este producto una ecuación
costo/beneficio interesante a la hora de analizar los rendimientos
productivos de los animales. Hoy el sector ganadero se mueve
mayoritariamente con dietas a base de fardos y megafardos de alfalfas en
caso de requerir aportes por parte de este cultivo, y no de cubos.
Pero
¿Por qué se continúa hablando de este producto específico en el mercado
Argentino? ¿es por una tendencia?, ¿hay un mercado en crecimiento o es
una cuestión logística? ¿es realmente “la alternativa” para el aporte de
fibra efectiva?. Para entenderlo, hablamos con diferentes actores del
sector, principalmente las firmas que mueven la ajuga de este negocio.
Actualmente en Argentina existen 4 proveedores de cubos de alfalfa. De éstas, Equidiet es la empresa que más producción genera. Trabaja alrededor de 3.600 toneladas anuales, las cuales obtienen en un 20% de campo propio y el restante 80% de productores de Córdoba, San Luis y Buenos Aires. A diferencia de las otras 3 firmas que se desenvuelven en este mercado, es la única que lo hace de manera casi exclusiva (también vende cubos de pasturas y otros suplementos para equinos).
Si bien desde el año 2013 cuenta con la planta de mayor producción de cubos de alfalfa de Sudamérica (con capacidad de producir hasta 30.000 toneladas por año), es durante los últimos tres que han tenido un crecimiento constante, según subrayaron a TodoAlfalfa sus directivos.
“Trabajamos en el orden de 300 toneladas mensuales, y nuestra producción de cubos de alfalfa se destina en un 65% al mercado interno y en un 35% al exterior. Enviamos nuestro producto a Colombia, Paraguay, Bolivia, Antillas, Jamaica, Dominicana, Venezuela, Ecuador, Perú, Catar, Kuwait y Pakistán. Más de un 95% de la producción se destina a caballos en el mercado interno y externo, algo para camellos también en el exterior, y algo va destinado a bovinos dentro del país para algunas cabañas en particular, hacia el sur y en época de invierno principalmente. El resto, va para otros animales pequeños que también consumen algo de este producto”, detalló Ramón Franco, socio-director de la firma asentada en Pilar, provincia de Buenos Aires.
Dice además que la producción creció entre un 15% y un 20% durante 2019, pero comienza a observar algunas trabas en el negocio, principalmente asociadas a los precios: “Tenemos derechos de exportación en el orden del 10-12%, por lo que un FOB de cubos cuesta U$S1.800 por contenedor, que puede trasladar hasta 26 toneladas del producto. Chile, por ejemplo, que es un competidor cercano, maneja U$S750 dólares, sin retenciones y con un dólar actualizado. Hoy el negocio es muy fino y sólo nos salva la calidad de la producción, aunque puede venir un momento en que esta no sea suficiente para compensar esta diferencia de precios que tenemos ahora”, reflexionó Franco.
Otro actor importante del mercado es Zille Agro, ubicada en 25 de Mayo, La Pampa. Se trata de una empresa productora de pellets y cubos de alfalfa, con marcada presencia en el mercado local principalmente. Desde la firma argumentan que este formato de alimentación animal es más eficiente para conservar el heno y posee una menor pérdida de hoja. Además, por el al tamaño de picado, destacan que conserva la condición de fibra óptima para la mejor fermentación ruminal, estimulando la salivación y aumentando el tiempo de permanencia en el rumen: logrando alta digestibilidad y equilibrado pH intestinal.
Actualmente trabajan sobre 1.000 hectáreas bajo riego, lo que les permite asegurar una excelente calidad y estandarización de la producción, desde donde obtienen todo lo necesario para la producción de megafardos, de la que toman un 50% para transformar en cubos o pellets. “El 60 de la producción se riega por pivot y el restante 40% por manto”, aclara Juan Pablo D’Urso, gerente de la firma.
Consultado sobre el movimiento de los productos en la empresa,
destacó que “sobre este 50% de megafardos, el 20% va a pellets y el 30% a
cubos; pero el 2019 fue un poco particular ya que para pellets
destinamos menos, un 15%; y se fue más para cubos por la mejor demanda”.
Sobre sus principales diferencias, remarcó que “el pellet tiene un
aporte energético, con 2.64 de caloría promedio de proteína y se usa
mucho como complemento para balancear dietas, justificado por este
aporte. El cubo, además, aporta fibra efectiva, y lo trabajamos mucho
principalmente con caballos, como de salto y de polo”.
D’Urso
mencionó además que la apuesta a esta producción continúa: “Estamos en
un proceso nuevo de la habilitación de la planta para salir al exterior,
por una nueva razón social que implementamos. Nos llegan pedidos de
Chile, de Uruguay, Paraguay y Brasil en lo que respecta a cubo, y pellet
desde Panamá y Colombia, entre otros. En 2020 tenemos un poco la cabeza
apuntando al mercado exportador si logramos las habilitaciones, pero no
queremos descuidar el mercado interno”, aclaró.
Los que asoman
En los últimos años aparecieron
dos nuevos proveedores de cubos en el mercado argentino. Uno es Luis
Arceo Agropecuaria, una empresa ubicada también en 25 de Mayo, La Pampa,
incursionando en sus ventas. Si bien desde la firma manifestaron que es
un negocio incipiente y que recién lo están desarrollando, no quisieron
brindar muchos detalles sobre los volúmenes de movimientos y si también
buscan desembarcar con el producto en otros mercados del mundo. También
elabora pellets y fardos tradicionales de 23 kg y megafardos de 500 kg.
Por último, nos referimos a Quequen S.A, una compañía rionegrina que, Mediante el Programa Provincial de Valor Agregado y Nuevas Tecnologías en Materias Primas y Agroalimentos (ProPAV), consiguió acceder a una máquina que transforma el fardo de alfalfa en cubos. Obtienen su producción de 250 hectáreas propias bajo riego en Viedma, en el Valle Inferior de Río Negro. “Hacemos unas 1.500 toneladas al año, las cuales transformamos en megafardos. Le vendemos a Alfalfa de la Patagonia un 65% y el resto lo trabajamos nosotros en el mercado interno, más hacia el sur del país, como Río Gallegos, Comodoro Rivadavia, Las Heras”, explicó Javier Rodríguez, socio director de la empresa, que en su particular caso, el objetivo de elaborar cubos de alfalfa está supeditado a un aspecto en principal: “La idea de trabajar cubos la pensamos por un tema logístico, ya que estamos cerca de la cordillera y hay más complicaciones para llegar a muchos lugares de la región, y es mejor hacerlo con bolsas de 25 kilos que con megafardos, que por su tamaño y el movimiento en los camiones generan más problemas en el traslado”.
Con respecto al 2020, Rodríguez es optimista, en seguir ganando mercado interno e incursionar en el externo, primeramente en Chile: “La maquina nos llego a fines de 2018 desde China, y llevó su tiempo acomodarla para que esté a punto, lo que sucedió hace dos meses. Ahora, la idea es hacer unas 1.000 toneladas este año y llegar con producción al país vecino; pero necesitamos en primer término la habilitación de la planta para ello”, subrayó.
Paños fríos al “negocio del cubo”
Si nos dejamos
llevar por el movimiento de los últimos años de este mercado y las
perspectivas alentadoras que proyectan estas empresas (por lo menos 3 de
las 4 que existen en Argentina) se podría pensar en un negocio
promisorio. Estables niveles de producción, apertura de mercados,
clientes demandantes; son básicamente los pilares de esta estructura que
permitiría afirmar que el cubo de alfalfa tiene un panorama interesante
por delante. Sin embargo, hay especialistas en el mercado que entienden
no será así, que estas empresas han encontrado un nicho, chico, y lo
saben explotar; pero que “la tendencia es que desaparezca el negocio de
cubos de alfalfa en el mundo”. Así de contundente es la percepción de
José Brigante, titular de la Cámara Argentina de la Alfalfa.
Y expuso su visión con algunos argumentos, que van un poco a contramano de las perspectivas y apuestas de las empresas productoras en Argentina: “Es un negocio muy difícil el de producir el cubo. Las pocas empresas que lo hacen por lo general están hace tiempo y tienen un nicho más o menos marcado donde moverse. A modo de ejemplo, estuvimos no hace mucho en España, y allí las máquinas de elaborar cubo ya casi no tienen valor, y esto va de la mano a que ya su mercado va en descenso en el mundo. Otro factor a tener en cuenta es el climático, ya que en 2018/2019 hubo una seca importante que afectó a toda la región sur del continente, no sólo a Argentina, por lo que la demanda de cubos y pellet principalmente para exportación, subió bastante. No había pastos en muchas regiones de Chile, Brasil, Paraguay, donde también hubo condiciones de sequía y explotó la demanda, pero por una situación puntual de la campaña, no por el crecimiento genuino del negocio”, afirmó Brigante.
En esta línea, hay también algunas empresas que han discontinuado la producción de este formato de alimento base alfalfa en Argentina. Un caso al que pudimos acceder es el de AEH Feed, una proveedora de productos forrajeros de Pilar, en Buenos Aires, que incursionó entre 2015 y 2017 en el negocio, con magros resultados: “Abandonamos la producción y comercialización porque vimos un mercado poco propicio, y sobre todo mal pagador. Como su destino es mayoritariamente para caballos, de alta performance o productividad, lo vimos muy acotado y discontinuamos esta arista del negocio forrajero”, precisó Esteban Mauro, su titular.
Pareciera que las proyecciones de las empresas que manejan el mercado argentino y exportan, es de continuar apostando al producto. Buscarán afianzar el plano interno y competir más en el externo seguramente con las nuevas habilitaciones de plantas. Parecen objetivos claros, apuestas de expansión. Pero hay argumentos que indican que es un mercado muy acotado, casi exclusivo para equinos, y que las necesidades mundiales irían a contramano, ajustando las posibilidades de este negocio.
Por Sebastián Gomenzoro – TodoAlfalfa.com.ar