El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) adoptó las medidas de prevención correspondiente tras detectar un brote de rabia paresiante en un establecimiento productivo de la localidad El Puestito, departamento Burruyacú, provincia de Tucumán. Hasta el momento el diagnóstico alcanza a un solo animal bovino.
La rabia paralítica o paresiante es una enfermedad epidémica y recurrente causada por el virus rábico transmitido por el vampiro común Desmodus rotundus, que afecta principalmente a los bovinos, equinos, con menor frecuencia a otras especies domésticas, al hombre y a algunos animales silvestres.
“El Senasa recomienda a los productores que si detectan madrigueras o cuevas donde habiten o sospechen la presencia de vampiros den aviso de inmediato a los veterinarios del Senasa, del ente sanitario de la zona, del Ministerio de la Producción provincial o profesionales privados, y no intenten destruirlo por iniciativa propia”, el jefe de la Oficina del Senasa dependiente del Centro Regional Noa Sur, informó Martín Moya.
Tras confirmarse el brote a través del análisis del Instituto Antirrábico de Tucumán, el Senasa interdictó los establecimientos productivos que se encuentran en un radio de diez kilómetros del foco para evitar que animales enfermos o incubando rabia entren en contacto con personas tanto en prácticas de manejo como en la faena y consumo. Esta acción se levanta 30 días después de haber completado el esquema de vacunación antirrábica.
En los establecimientos interdictados es obligatorio efectuar la vacunación inmediata contra la rabia a la totalidad de los animales de las siguientes especies: bovinos, equinos, porcinos, caprinos, ovinos y caninos.
Características
La rabia paresiante es una zoonosis que se transmite de los animales al hombre y es mortal, de ahí radica la importancia de la prevención mediante la vacunación de los animales susceptibles de contraer la enfermedad y el control de vampiros. Los brotes de rabia paresiante perduran no más de 18 meses con periodos ínter epidémicos sin la enfermedad de por los menos 3 o 4 años.
Los primeros síntomas observados en animales consisten en inquietud, falta de apetito, tendencia a aislarse y frecuentes vocalizaciones con un tono de voz diferente al habitual. Luego se observa depresión, deshidratación, con dificultad postural y ambulatoria, y finalmente la muerte.
Se recuerda a los productores que la rabia es una enfermedad de denuncia obligatoria, por lo que, en caso de detección o sospecha, deben hacerlo de inmediato a la Oficina del Senasa más próxima al establecimiento agropecuario. El veterinario oficial y el privado, deberán extraer una muestra para diagnóstico en laboratorio sin delegar a terceros.