La pandemia por el coronavirus ha cambiado todo, incluso hasta las formas más tradicionales de adquirir un bien. ¿Qué criador se iba a imaginar que, sentado en su oficina o en el living de su casa, iba a poder comprar, por televisión o por streaming, un reproductor bovino para mejorar sus planteles de producción de carne?
Esto es parte de la nueva normalidad bajo la cual se están desarrollando desde junio los remates ganaderos de las principales cabañas bovinas del país. Los videos y los catálogos virtuales han sustituido, con información precisa de cada reproductor que sale a la venta, a la presencia física del comprador en los corrales.
La modalidad, obligada por las circunstancias, no ha sido hasta el momento un impedimento para las operaciones. A juzgar por los resultados, todo lo contrario. El interés por adquirir toros y vientres va más allá del soporte en que se realice y eso se refleja en los precios de ventas, que en el caso de la raza Brangus y Braford duplican los valores de un año atrás.
“En el mercado de reproductores está pasando lo mismo que con la invernada; los remates están funcionando de una manera impensada, en relación a lo que se esperaba 90 días atrás. Empezaron en junio con promedios que ya nos sorprendieron por encima de los 200 mil pesos y en agosto ya tenemos subastas con promedios que superan los 300 mil pesos en cuanto a toros. Y en las hembras sucede algo parecido. Los precios duplican a los registrados el año pasado”, destacó a Agrovoz Walter Orodá, titular de la cabaña El Porvenir, de reproductores Brangus, ubicada en Quilino.
Si bien históricamente el valor de los reproductores con genética probada se mantuvo en una relación de precio equivalente a 1.500 a 2.000 kilos de terneros, hoy el valor de los toros está por encima de ese indicador.
Oferta y demanda
La modalidad de remates virtuales hace que la oferta de animales disminuya, debido a que resulta más lento el proceso de venta; sin embargo, todo lo que se ofrece se vende. El interés por la ganadería hace que crezca la cantidad de compradores y la puja por los ejemplares subastados.
En este crecimiento de la demanda se observa a ganaderos tradicionales que apuntan a ser más eficientes en el negocio y también a agricultores del NEA y del NOA que incursionan con inversiones en la actividad.
La Asociación Argentina de Brangus tiene en agenda para este año 70 remates de sus cabañas, de los cuales ya se realizaron alrededor del 10 por ciento, según indicó Martín Goldstein, director de la asociación. El calendario más fuerte es entre agosto y septiembre. “Los precios actuales por lo general duplican los del año pasado; arrancaron con promedios de 230 a 250 mil y la última semana la tendencia a 280 a 300 mil pesos de promedio”, comparó Goldstein, quien destacó el accionar de los criadores por adaptarse a la nueva modalidad de comercialización.
“Había que seguir promoviendo la raza en estas condiciones y para ello creamos una plataforma virtual donde todas las cabañas cargan su información con la fecha de su remate y las filmaciones, a través de un protocolo que las estandariza, de los reproductores que salen a la venta”, explicó Goldstein.
Si bien los feedlots y los engordadores no viven la misma coyuntura de precios que tiene el criador, la venta de novillos genera una disponibilidad de pesos que son difíciles de colocar en otras opciones financieras. “El ganadero está con liquidez y ve que es el momento para dar un salto productivo con mejores toros y vacas. Es la posibilidad que están viendo de aumentar la producción de carne y por eso el interés en los remates”, indicó Diego Gilotaux, director de la cabaña Pozo de la Carreta, criadora de las razas Braford y Brangus, en San José de la Dormida.
La firme demanda de reproductores también se percibe en la genética de elite, en aquellos ejemplares que se adquieren para mejorar planteles productivos.
“Este año vendimos mucho a campo, ya no quedan ejemplares salvo las nuevas generaciones. Hay mucho trabajo en selección genética por parte de las cabañas y ahora se nota la decisión de invertir a partir de esos indicadores”, indicó Alejandro Lauret, titular de la cabaña La Dominga, de la raza Braford, en Ischilín.
La oferta previa, una ventaja
Por otro lado, los remates virtuales no sólo modificaron la modalidad en que se realiza la comercialización de un reproductor bovino, sino que también trajeron una mejor planificación de las operaciones. Incluso hasta las chances de poder ofertar en forma anticipada por el ejemplar que más convence para un determinado rodeo.
Esta alternativa la han puesto en marcha varias cabañas con la intención de que los compradores puedan ir seleccionando con tiempo los reproductores que más se adapten a su necesidad.
“Antes el comprador llegaba al remate, miraba los corrales y tenía quizá poco tiempo para decidirse. Ahora ya al conocer de antemano la información de los animales pude una semana de anticipación ir perfilando la compra”, describió Diego Gilotaux, de la cabaña Pozo de la Carreta.
Para ofrecer mejor esa información, algunas asociaciones protocolizaron las filmaciones de los reproductores y califican bajo certificación aspectos vinculados con los aplomos, pezuñas, manos, prepucio y temperamento.
Según los cabañeros, la preoferta viene funcionando bien y les está permitiendo colocar casi la totalidad de lo ofrecido antes del remate. “Estimula la puja entre los compradores y favorece mejor la toma de decisión”, observó Martín Goldstein.
Próximos remates virtuales
Pozo de la Carreta. 13 de agosto, 70 toros Brangus, 15 toros Braford y 80 vaquillonas preñadas de ambas razas. Por streaming.
Los Socavones. 23 de agosto, 77 toros Braford, 105 vaquillonas y 120 terneras, dos toros Bonsmara. Por Canal Rural y streaming.
La Sultana. 28 de agosto, 25 toros y 35 vaquillonas Brangus y 25 t oros Angus. Por Canal Rural y YouTube.
El Porvenir. 30 de agosto, 87 toros Brangus y alrededor de 100 hembras, la mayoría preñadas, siete hembras elite. Por Canal Rural.