El precio pagado al productor argentino por litro de leche cruda se ubicó en un promedio de 18,25 pesos en junio, de acuerdo con datos de la Dirección Nacional Láctea recopilados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla).
Se trata del tercer mes consecutivo de estancamiento casi total, ya que los valores fueron 18,24 pesos en mayo y 18,22 en abril. Y con respecto a marzo, la suba fue de apenas 16 centavos, desde 18,08 pesos.
Los tambos, bajo este panorama, están perdiendo largamente contra la inflación, ya que esta cotización supera por 20,5 por ciento a la de junio de 2019 (15,15 pesos), la mitad de la suba del costo de vida.
Asimismo, debido a las devaluaciones ocurridas en los últimos 12 meses, los establecimientos lecheros sufrieron una fuerte pérdida del poder de compra en dólares: por la producción de junio cobraron el equivalente de 26 centavos de dólar por litro, 24 por ciento menos que el año pasado y por debajo de la “línea de flotación” que se ubica en torno a 30 centavos.
Viento de cola
El problema en este contexto es que las industrias lácteas argentinas están con una capacidad de pago baja debido a que la oferta de leche es alta por el crecimiento productivo que se está produciendo este año, y que se combina con una demanda no tan activa debido a las restricciones impuestas por la cuarentena.
A eso se suman medidas gremiales impulsadas por la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea (Atilra) que complican aún más la situación de las usinas.
El salvavidas, en este marco, podrían llegar desde el exterior: las cotizaciones internacionales de la leche en polvo, principal producto de exportación de la lechería argentina, vienen en franco crecimiento en las últimas semanas.
Eso podría traccionar una mejora en las empresas locales que hagan más operaciones con el exterior, que podría trasladarse también al valor que les pagan a los tambos.
“La leche en polvo entera en particular, y casi en contraposición con muchos análisis especializados a nivel mundial, continúa un sistemático crecimiento”, destacó la Ocla.
En el mercado de futuros de Nueva Zelanda, uno de los principales productores mundiales, este producto alcanzó un valor de 3.240 dólares la tonelada, 28,3 por ciento por encima de los 2.525 dólares que fue el piso al inicio de la pandemia de Covid-19.
Esta buena noticia se escalona con la fuerte suba que había experimentado la leche en polvo en el último remate del Global Dairy Trade (GDT), cuando saltó 14 por ciento hasta posicionarse en el mejor precio desde enero: 3.208 dólares la tonelada.
De acuerdo con las estimaciones de la Ocla, una leche en polvo a 3.200 dólares significa un poder de compra teórico de la industria de 19,39 pesos o 27,2 centavos de dólar por litro, un seis por ciento por encima del precio abonado en junio.