Cuando se necesitan respuestas concretas frente al desafío de producir más y mejores agroalimentos bajo un sistema sustentable, Rizobacter introduce un nuevo concepto que busca hacer más eficiente el paradigma productivo: la microbiolización.
A partir de esta iniciativa, sustentada en la microbiología agrícola, se trata de extender la utilización de los microorganismos y sus metabolitos presentes en el suelo, para que solos o en combinación con fitosanitarios y fertilizantes, maximicen la productividad. Lo que distingue a la propuesta son sus beneficios porque reduce el impacto ambiental negativo de los productos de síntesis químicas y mejora los procesos biológicos y los ciclos metabólicos y fisiológicos de biocontrol y biofertilización de los cultivos.
«Concretamente con la iniciativa Microbiolizar pretendemos cambiar el paradigma químico por un paradigma biológico», subraya Gustavo González Anta, Director de Investigación, Desarrollo y Servicio Técnico de Rizobacter. «Los microorganismos y sus metabolitos tienen por finalidad sustituir, potenciar o sinergizar el efecto y funcionalidad de diferentes fitosanitarios y fertilizantes desde una visión agronómica y así podemos generar mejoras del medio ambiente», agregó.
Para esto, la compañía se puso al frente en la investigación y desarrollo de herramientas micro-bio-tecnológicas, donde priman las interacciones biológicas como las asociaciones simbióticas, mutualísticas y sinérgicas entre las plantas y los microorganismos.
De esta manera, se están desarrollando biotecnologías para una nutrición balanceada y un manejo eficiente de los estreses abióticos (estrés hídrico, frío, calor) durante el crecimiento y desarrollo de los diferentes cultivos, tanto de producción extensiva como intensiva. «El proyecto Microbiolizar ya ha dado sus primeros pasos a través de las bacterias fijadoras biológicas de nitrógeno y las diferentes formulaciones osmoprotectoras y de bioinducción, desarrolladas en nuestros laboratorios, que aseguran una adecuada nutrición nitrogenada a los cultivos de leguminosas», apunta González Anta. Además, adelantó que ya se está trabajando en herramientas microbiológicas para una mejor promoción del crecimiento vegetal y nutrición fosforada a través de los microbios PGPM (Plant Growth Promoter Microrganims) y se están desarrollando otros microrganismos solubilizadores de potasio, azufre y zinc.
Por otra parte, desde la microbiología se avanzó en la generación de curasemillas que permiten controlar múltiples patógenos de semillas de trigo y otros cereales de invierno, como es el caso de Trichoderma harziaunum.
A la iniciativa Microbiolizar que incluye la elaboración de tecnologías solamente a base microorganismos, se suma una visión más amplia que se extiende a productos químicos como los coadyuvantes y los agroquímicos. «El objetivo es, a través de la microbiología, mejorar la acción de los productos de síntesis química, con beneficios que se traducen en un incremento de la eficiencia y espectro de control de plagas y malezas, con un menor impacto ambiental», explica González Anta. Es por esto que desde el concepto «Microbiolizar» propone la generación de bioherbicidas, biofungicidas y bioinsecticidas que reemplacen o fundamentalmente complementen a los agroquímicos o mejoren el perfil de diferentes moléculas coadyuvantes.
El avance de la microbiología agrícola en el mundo está demostrando ser una herramienta capaz de dar respuesta a los principales problemas originados con el mal uso de los recursos naturales. «Las tecnologías microbiológicas aumentan la biodiversidad y mejora la resiliencia de los ambientes productivos agropecuarios. Además, incrementan la captura de Carbono y con ello mejora el contenido de materia orgánica de los suelos y reduce los impactos negativos de los gases de efecto invernadero», puntualizó González Anta.