Con el clima como protagonista de peso, los tamberos argentinos empiezan a cerrar un año complicado, que combina un bajo precio recibido por la materia prima, caminos en mal estado que dificultan el traslado de su producción y una elevada presión impositiva, sobre todo en el ámbito bonaerense.
En este escenario, y con el objetivo de consensuar políticas para el sector, el secretario de Agricultura de la Nación Ricardo Negri y el subsecretario de Lechería nacional Alejandro Sammartino recibieron a representantes de los productores de las principales cuencas lecheras, de la industria y a distintos directivos.
En el ranking de preocupaciones de los tamberos, el primer puesto es para el estado de la infraestructura vial. No es un tema menor porque a diferencia de la producción granaria, el ordeñe en el tambo es un proceso diario que requiere movilidad de vehículos y personal y el mal estado de los caminos frena este proceso. En dialogo con INFOCIELO, un representante de los productores que estuvo en el encuentro comentaba esta situación. “Es dramático el estado de los caminos, tenemos que poner dinero de nuestros bolsillos para que sean transitables”, manifestaba.
Más allá de las buenas intenciones por parte del Gobierno, tanto de los gobiernos provinciales como desde la cartera agrícola nacional encabezada por Ricardo Buryaile, entre los tamberos de las principales cuencas lecheras impera un clima de creciente impaciencia y es más evidente en el caso de la provincia de Buenos Aires. Con los campos pasados por agua, la gobernadora María Eugenia Vidal demora de manera inexplicable la firma de los decretos de la ley de Emergencia Agropecuaria y, en paralelo, los productores reciben notificaciones de ARBA con incrementos en el impuesto inmobiliario rural.
Desde las entidades que representan al campo el fastidio es cada vez más evidente porque en esta instancia chocan de frente las necesidades de los productores agrícolas y los tamberos frente a la estrategia impositiva de corte recaudatoria implementada desde la capital de la provincia.
Si bien la producción láctea puede maquillar en parte la baja en sus índices productivos, la realidad muestra una foto desdibujada: han cerrado más de 500 tambos en todo el país, las exportaciones están planchadas y muchos tamberos tienen sus números en rojo, no tienen respiro con el pago de impuestos y el acceso al financiamiento es, como mínimo, complicado.
La cadena de valor láctea expuso sus problemas y entre sus reclamos piden al Estado que coordine sus tres niveles para empezar a mejorar la castigada infraestructura vial. Por su parte, los funcionarios solicitaron que el sector defina los aspectos más urgentes a resolver, en el corto, mediano, y largo plazo, para implementar soluciones que alivien a estos productores.