El Ministerio de Agroindustria sigue firme con su decisión de igualar las alícuotas de IVA en las carnes. Desde 1998, la carne vacuna paga el 10,5 por ciento del impuesto y el objetivo oficial es que la misma tasa tributen el cerdo y también el pollo, que hoy pagan el 21 por ciento. Sin embargo, la falta de consenso en el sector porcino, por diferencias en la cadena, ha dilatado la medida que, según el Gobierno nacional, contribuiría a reducir la evasión en la actividad y blanquear la actividad.
Desde la Asociación Argentina Productores de Porcinos (AAPP), admiten que la reducción de la alícuota desalentará la inversión en el sector y no influirá en el precio que paguen los consumidores.
«Provocaría dos problemas graves: el primero un saldo técnico que es incobrable, y el segundo el desaliento a la inversión de productores agrícolas que quieren ingresar al sector«, justifican desde la asociación.
A favor
Entre los sectores que alientan la medida, varios ligados a la producción y a la industria frigorífica, sostienen que la cadena porcina está sufriendo una alta informalidad que, a corto plazo, derivará en la pérdida de competitividad, de confianza y baja en el consumo.
Admiten que hoy la facturación en la venta de capones pueden oscilar entre el 15 hasta el 50 por ciento, informalidad que podría reducirse con la rebaja a la mitad de la alícuota de IVA para el cerdo.
«La va a dar más competitividad y más consumo al cerdo», aseguró Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentina (Fifra). Según su visión, para la granjas ya instaladas la disminución del impuesto no genera ningún saldo técnico en contra, al tiempo que indicó que para las inversiones futuras la distorsión se corrige con un sistema de amortización acelerada, o la toma del saldo técnico de IVA para pago de impuestos.
«Cualquier excusa que genera un saldo a favor es porque no se blanquean todas la ventas; de lo contrario no podrían tener un saldo a favor», indicó el representante del industria.
Urcía aseguró que el mismo argumento que hoy ponen algunos productores de cerdo es el mismo que pusieron los ganadero en 1998, cuando se bajó el IVA a la mitad. «Hoy ya no hay ninguno que se queje por tener saldos a favor», indicó.
Parte de una reforma
Desde la asociación Pormag, la cámara que agrupa a productores de cerdo de varias provincias con epicentro en Córdoba, aseguran que la medida debe ser parte de una reforma tributaria integral. «Si el IVA pasa a ser de libre disponibilidad no habría problemas», explicó su titular Adrián Bongioanni.
Para el productor, la formalización de la cadena de la carne es clave para darle honestidad y competitividad a los sectores ganaderos y que nadie se vea favorecido por ventas en negro. «Los controles deben empezar desde el último eslabón de la cadena que son las carnicerías y de ahí hacia atrás. Exigir que el consumidor pida su factura y que las bocas minoristas tengan todas la inscripción correspondiente», puntualizó Bongioanni.
Impacto
Quienes proponen igualar el IVA del cerdo con la vacuna sostienen que la medida aportará una disminución de la informalidad y de la competencia desleal. Sus precursores aseguran que hoy el asado de carne de vaca está más barato que el cerdo, debido a la diferencia del IVA.
El Gobierno nacional, si bien va a dejar de percibir ingresos por el IVA, lo va a compensar con una mayor recaudación de Impuesto a las Ganancias.
Si se toma como base una faena anual de seis millones de cabezas, y con los precios actuales, el Estado percibe anualmente por el IVA en el cerdo alrededor de 2.300 millones de pesos.
Con la reducción del IVA al 10,5 por ciento y con una reducción en la informalidad del 70 por ciento, los que pregonan por la disminución aseguran que al Estado le ingresarían alrededor de 1.300 millones de pesos.
La diferencia se compensaría, en parte, con una mayor recaudación de Impuesto a la Ganancias, por el aumento en la base de contribuyentes, en alrededor de 1.100 millones de pesos.
Fuente: De Voz