En el último año y medio se movió varias veces el avispero de las compras-ventas entre grandes multinacionales agrícolas.
El primer caso fue Dow y Dupont, fusión que ya concluyó exitosamente. Entre finales de este año e inicios del siguiente se está definiendo la adquisición definitiva de Monsanto por Bayer. Sin embargo, esto no fue todo.
La semana pasada, Basf firmó un acuerdo para adquirir una parte importante de los negocios de semillas y de herbicidas no selectivos de Bayer, cuando esta última se quede con la norteamericana.
En este contexto de cambios, Clarín Rural dialogó con Gustavo Portis, director del negocio de Basf para Latinoamérica Sur.
Entusiasta, sin dudas como un reflejo de lo que está sucediendo puertas adentro de la compañía química, el directivo abrió la charla con un mensaje que graficó el presente.
“La compañía está donde quiere estar. Tenemos un negocio de químicos sólido a nivel global en el cual somos líderes y, con la compra de estos activos a Bayer, capturamos una oportunidad de agregado de valor para nuestra empresa”, aseguró.
Asimismo, explicó las múltiples connotaciones importantes que trae este acuerdo entre firmas alemanas.
“De esta forma, entramos a diversos negocios de semillas relevantes y de gran valor en el mundo. Nos involucramos con la investigación y el desarrollo biotecnológico que portan esas semilla, área en la cual ya tenemos experiencia, y apostamos al negocio de herbicidas no selectivos, cuando nosotros solo desarrollamos selectivos”, señaló el directivo.
Así, Basf se queda con el negocio del glufosinato de amonio,híbridos de colza para América del Norte, que utiliza tecnología LibertyLink y para los mercados europeos; algodón para esa misma región, para América del Sur y Europa, y soja en América del Norte y del Sur. Como parte de este cambio de manos, al staff también se incorporarán 1.800 personas provenientes de distintos países.
“La sinergias están dadas desde muchos lugares, pero siempre buscando ser más eficientes y para ofrecer soluciones integrales al agricultor ”, definió Portis.
Esta buena noticia para ellos también los enfrenta a un desafío en Argentina, relacionada a los obtentores y al pago de la propiedad intelectual de los traits en soja.
Al respecto, Portis destacó: “Este negocio se hizo con una mirada a diez años y la expectativa es que esta cuestión local se resuelva para que puedan llegar las inversiones en el mejoramiento vegetal”.
Para concluir adelantó que ya un equipo de integración trabajando en cada país para el “día uno” del traspaso, que estimó que sucederá durante el primer trimestre de 2018.