Las investigaciones del INTI están al corriente de las definiciones de la OMS.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) se definen como probióticos a los microorganismos vivos que, suministrados en cantidades adecuadas, promueven beneficios para la salud. El principal vehículo para su consumo humano son las leches bebibles y los yogures.
Con el objetivo de ofrecer a las empresas nacionales la posibilidad de evaluar y garantizar la calidad final de estos productos, el INTI incorporó el ensayo de enumeración de uno de los microorganismos utilizado principalmente como probiótico: las bifidobacterias. Está comprobado que las bacterias probióticas ejercen efectos benéficos en la salud mediante interacciones con el intestino y sus metabolitos. Por eso, es fundamental la relación existente entre la microflora intestinal y el estado de salud de las personas.
En el intestino, tanto los microorganismos beneficiosos como aquellos potencialmente patógenos —que pueden originar enfermedades— suelen competir por los mismos nutrientes para crecer y reproducirse. Cuanto mayor es la población de las bacterias benéficas para la salud, mejor y en este sentido, es muy importante el aporte que pueden ofrecer los productos lácteos (a través de los Lactobacillus acidophilus, Bifidobacterium o Lactobacillus casei).
En general, cuando se hace referencia a la calidad microbiológica de cualquier producto alimenticio se alude a los parámetros higiénico-sanitarios. Lo innovador, es que se ofrece un ensayo para enumerar bifidobacterias y con el cual se pueden realizar estudios de vida útil en bebidas lácteas.
El trabajo se suma a las acciones que viene implementando el INTI, institución que este año conmemora su 60º aniversario, para impulsar la industria láctea argentina.