El avance de la agricultura ha generado un incremento de la carga animal en los campos ganaderos. En un sistema tradicional de cría con servicio estacionado, los partos se concentran durante el invierno, generalmente con baja oferta forrajera. Con el fin de poder mantener la condición corporal de los vientres, se establece como medida de manejo eliminar las categorías improductivas para poder aumentar la oferta en coincidencia con el aumento de sus requerimientos. Una de estas categorías improductivas son las vacas que resulten vacías al tacto, por lo que una alternativa de manejo, dependiendo de diferentes factores económicos y de mercado de cada año, es el encierre de estas vacas para engorde y venta.
Si bien la práctica de engorde a corral de bovinos se ha difundido en las últimas décadas y en muchos establecimientos se utiliza en algún momento del año en particular con diferentes categorías de animales, hay algunas consideraciones que es importante remarcar para evitar problemas sanitarios.
Cualquier productor que haya implementado el engorde a corral de bovinos, conoce que es imprescindible el período de acostumbramiento de los animales a la dieta concentrada. El feedlotero experimentado conoce, además, que hay algunas categorías de bovinos que son particularmente «complicadas», si es que nunca han tenido experiencia previa con este tipo de dietas. Este es el caso de los bovinos adultos (vacas en particular) que ingresan por primera vez a un corral. Entre el año 1998 y el 2016 se han registrado en el Servicio de Diagnóstico Veterinario Especializado de la EEA Balcarce un número importante de casos clínicos de “mala adaptación” que, si no son reconocidos a tiempo, pueden llevar a la muerte de los animales. Efectivamente, una categoría propensa a estos problemas es la vaca que durante toda su vida se ha manejado en sistemas extensivos pastoriles y que de un día para otro ingresa por primera vez a un corral y se le ofrece una dieta que nunca antes consumió. Como ya se mencionó esto puede traer aparejado fallas de adaptación, que es imprescindible reconocer tempranamente para evitar pérdidas económicas.
El síndrome de mala adaptación hace referencia a un fenómeno que ocurre en los animales ni bien se los encierra y se les ofrece únicamente dietas concentradas. Esto podría deberse a que estos animales no conocen las bateas, alimento, silo de autoconsumo, por lo que no se acercan ni consumen, lo que lleva a una anorexia prolongada y la muerte. Sin embargo, otros indican que estos animales, al desconocer este tipo de alimento, se alimentan por primera vez de manera exacerbada generando un cuadro de acidosis, que hace que el animal no consuma alimento posteriormente, llevando de la misma manera a la anorexia prolongada y muerte. También puede darse el caso que los animales mueran de un cuadro de acidosis severa, con una presentación aguda. Sea cual fuera el origen del problema, definitivamente si no se identifican a tiempo estos animales en particular del rodeo, indefectiblemente lleva a su muerte.
Revisando la casuística de la EEA Balcarce se corrobora que muchas veces los rodeos afectados, habían sido previamente trasladados de manera prolongada (más de 300 km) antes de entrar a los corrales, lo que podría indicar un factor de estrés predisponente que se suma al desencadenamiento del problema. Además, en la mayoría de los casos estos animales afectados nunca antes habían consumido este tipo de alimentación (alimentos concentrados en bateas, autoconsumos, etc.). Otros factores que podrían predisponer a esta problemática, es el hacinamiento en los corrales, entre otros. Además, se corroboró que las razas indicas serían más susceptibles, al igual que mezclar animales de diferentes orígenes y la dominancias de uno sobre otros.
En los casos registrados, se vieron afectados entre el 10 y 50% de los animales del rodeo, pudiendo morir cerca del 90% de los afectados, en los casos donde no se reconoció la problemática a tiempo y se instauró un cambio y/o tratamiento apropiado. Si bien todas las categorías son susceptibles, las vacas viejas o de descarte, que nunca consumieron grano o bien que hayan consumido solo en su recría, son las más riesgosas.
Prevención:Figura 1 y 2: salida anormal de líquido por nariz y boca de vacas que murieron a causa de una acidosis asociada a estos episodios de “mala adaptación” a la dieta a corral.
- Se deben incorporar animales sanos, haciendo las tropas de manera uniforme y en lo posible del mismo origen.
- Evitar realizar encierres y/o viajes prolongados previo al encierre.
- El día que los animales arriben al establecimiento se los debe proveer de agua y comida de buena calidad, ya sea algún potrero destinado para tal fin, o rollos de buena calidad.
- El corral de recepción debe ser seco, de 20 a 30 metros cuadrados por animal, respetando la longitud de frente de comedero (70 cm a 1m por animal), con buena disponibilidad de agua y sombra (en verano).
- Monitorear la tropa durante el período de adaptación (3 veces al día) para detectar animales que no se acerquen a los comederos. De aparecer alguno, apartarlo y brindarle otro tipo de alimentación.
- Es fundamental el acostumbramiento a la dieta concentrada en lo posible en un período no inferior a 15 días. Es indispensable que se haga en comederos lineales (no en autoconsumo), debido a que en este último es difícil estimar el consumo de cada uno. Además debe ir acompañado de fibra efectiva para evitar la acidosis.
- Por último. En caso de usar silos de autoconsumo, evitar que se queden sin alimento, para provocar alteraciones en el consumo y la posible aparición de acidosis.