Las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos acordaron solicitar a la Nación que se replantee la importación de carne porcina, sobre todo la proveniente desde los Estados Unidos, tras el anuncio hace unos meses de su apertura. La preocupación surge ante un posible ingreso de carne afectada con la enfermedad PRSS (Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino), que sufren los cerdos de aquel país.
La Argentina está libre de dicho síndrome, algo que en el sector se considera fundamental en la intención de mantener el status y abrir posibles mercados para exportar en el mundo.
Según expresó Martín Barbieri, Secretario de Producción Primaria del Ministerio de Producción de Entre Ríos, “por iniciativa del ministro Carlos Schepens se reunieron las tres provincias de la región Centro y acordaron la confección de un acta donde se sugiere a la Nación que se replantee la importación de carne porcina ante la posible amenaza de ingreso de la enfermedad”. Lo hizo en el marco de una capacitación realizada por la Cámara de Productores Porcinos de Entre Ríos (Capper), en la localidad entrerriana de Aranguren, según difundió la agencia APFDigital.
El funcionario destacó “la preocupación compartida” por parte de las provincias y el sector ante la amenaza del síndrome, en pos de “sostener el status sanitario”, de un sector productivo que en los primeros ocho meses del año alcanzó una producción de 371.000 toneladas, un 7% más que en el mismo período del 2016. Los datos del sector marcan que este 2017 finalizará con un nuevo récord tanto en la producción como en el consumo, que ya alcanza los 13,8 kilos promedio por habitante, el más alto en una década.
Cabe destacar que meses atrás, la Argentina reforzó las medidas para evitar el ingreso del PRRS tras su detección en Uruguay, y decidió suspender las autorizaciones de importación de carne y subproductos porcinos provenientes de ese mercado. Según el Senasa, en el país la vacunación contra el síndrome está prohibida por lo cual la prevención “se centra en la toma de medidas de control a fin de evitar el ingreso de la enfermedad”.
Respecto de las importaciones, más allá de la cuestión sanitaria, que “no afecta a las personas ni altera la calidad sanitaria de la carne porcina”, tal como aclaró el Senasa, también las quejas pasan por el crecimiento de los volúmenes importados, ya que en los ocho primeros meses del año (según resaltó un informe de la consultora IES-Investigaciones Económicas Sectoriales) ingresaron al país 23.000 toneladas de cortes porcinos, un 64% más que en 2016, por un total de u$s 75,2 millones. El principal abastecedor en volumen fue Brasil (92,8%), seguido por países como Dinamarca (5,5%) y España (1,2%). Así y todo, en el total de la producción, las importaciones siguen teniendo una baja participación: actualmente se ubica en torno al 5,8% del consumo aparente.
Según la información del Ministerio de la Producción de Entre Ríos, el sector productivo porcino fue el que mayor crecimiento presentó en el país en los últimos 10 años.