Asociadas a la felicidad, la amistad, el amor y el buen pasar en las publicidades de cervezas, bebidas gaseosas o champagne, la era de la nanotecnología tenía preparada otro rol estelar para las burbujas…. en realidad, para las burbujas ultra finas (o nanoburbujas). Hoy, son el vehículo para incorporar oxígeno, hidrógeno, nitrógeno o CO2 en usos medicinales (detección temprana de cáncer o dermatología, por ejemplo), para potenciar la agricultura y la ganadería así como también para limpiar fondos marinos con anoxia (falta de oxígeno). Pero todo no termina ahí, ya se están desarrollando usos domésticos como para lavar la ropa sin detergentes.
“Una burbuja normal de escala milimétrica tiene poca tasa de residencia en el agua, por un tema de densidad sube a superficie y colapsa rápidamente, como las del champagne, en cambio, una burbuja más chica demora más tiempo en ascender a superficie con lo cual tenés más chances que el gas que lleva esa burbuja adentro, que puede ser oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, CO2, pueda terminar en el agua”, explicó Lucas Maglio, ingeniero acuícola argentino que vive en Chile y puso en marcha Kran, la única empresa hispanoparlante en ser parte de una asociación gremial japonesa de burbujas ultra finas (Fine Bubble Industries Association –FBIA-).
Maglio, un apasionado que ha desarrollado su carrera vinculado a la acuicultura trasandina (luego de un breve periodo de trabajo en Argentina), explicó a Clarín Rural Revista que ese ascenso en zigzag lento en vez de vertical les permite permanecer días, incluso semanas en el agua. “Por otro lado, cuando la burbuja es chica aumenta la presión interna y la diferencia de presión empieza a generar una carga eléctrica que le permite vincularse con otros iones en el agua que pueden ser bacterias, virus, lo que sea, y eliminarlos cuando esa burbuja colapsa”, explicó.
Hace mucho tiempo que se hacen burbujas a escala nanométrica. Sin embargo, era costoso producirlas. El golpe de timón se dio en Japón como epicentro en el año 2000 cuando encontraron la forma de generarlas fácilmente para uso industrial y doméstico.
La máquina de nanoburbujas
Para Maglio, todo empezó buscando soluciones para darle sustentabilidad a la actividad acuícola en Chile. “Cuando se intensifica la producción de salmón los fondos quedan sin oxígeno, anóxicos, y eso es peligroso para el ecosistema pero también para el bolsillo de las empresas que tienen las concesiones”, relató el ingeniero acuícola. Vale recordar que en Chile las concesiones son negociables, se pueden alquilar, vender o presentarlas como patrimonio. Una concesión inhabilitada por un tema ambiental tiene un valor de 200.000 dólares, una habilitada hasta 1,5 millones de dólares.
“Hasta ahora, para subsanar un ambiente marino anóxico sólo quedaba esperar, meses o años, con las burbujas ultra finas esto se puede acelerar exponencialmente”, ponderó Maglio, que con Kran, la empresa que pusieron en marcha junto a su socio Jaime De la Cruz, importan dos piezas fundamentales de Japón y el resto (básicamente tuberías) lo fabrican en Chile.
En la industria acuícola también se da otro uso. Cargadas con hidrógeno, las burbujas ultra finas se usan para mantener el pescado limpio y fresco durante el transporte. “El hielo líquido llamado flow ice usado en la industria pesquera tiene la capacidad de alcanzar 3 grados bajo cero sin formar cristales grandes de hielo, las nano burbujas incorporadas en él se meten entre los tejidos del salmón y le van sacando el oxígeno demorando el proceso de oxidación”, explicó Maglio. Con esto han logrado cuatro días más de vida útil del producto que para el negocio es muy importante.
Además, según una comparación que hicieron para medir la intensidad de lavado y desinfección que ofrecen las burbujas ultra finas versus el ácido peracético (usado para desinfectar el pescado en las plantas) obtuvieron una capacidad de desinfección 16% superior al ácido peracético usado para desinfectar el pescado en las plantas pesqueras.
Ir a Japón en febrero de 2017 a la feria de nanotecnología les abrió la cabeza a Maglio y a su socio respecto de cómo podían usarse las burbujas ultra finas en distintas disciplinas: “Lo habíamos pensado para oxigenar ambientes de producción acuícola, y estando allá empezamos a ver que el principal uso de esta tecnología es la medicina y la agricultura”, advirtió.
Por todo lo que vio, leyó y probó (incluso en su propio domicilio, con algo muy casero con unas plantas de lavanda), Maglio confía que “esta tecnología puede revolucionar al mundo agrícola” al incorporarse a sistemas de riego tanto extensivos como intensivos. Las burbujas activan las raíces y hacen más eficiente la conducción de nutrientes vía radicular.
Para desarrollar esta parte del negocio, junto a la Universidad de Concepción (Chile) hicieron un ensayo en lechugas con resultados positivos. “Con estos datos en la mano fuimos al Corfo (la Corporación de Fomento de la Producción dependiente del Gobierno de Chile) para pedir financiamiento para tres proyectos. Uno de ellos, destinado a mejorar las pasturas que constituyen parte importante del alimento de varios tambos en el sur de Chile (zona de Puerto Montt). En los tambos también se usa para limpiar pezones y pezoneras y evitar la mastitis así como para lavar pezuñas y reducir los problemas de hongos que afectan seriamente los rodeos lecheros.
También se benefician las plantaciones de berries y las flores. En Japón se trabajan también en cítricos potenciando el crecimiento del fruto y previniendo enfermedades. También sirve en la producción de carne, donde según Maglio los animales que toman agua con burbujas ultra finas tienen una tasa de crecimiento superior.
Finalmente, el medicinal es el uso más amplio de las burbujas ultra finas. “Se usa como método de diagnóstico de cáncer porque las burbujas generan un contraste que permite detectarlo anticipadamente, también para cuestiones gastrointestinales porque la liberación de radicales libres mantiene todo el sistema más inocuo y como antioxidante, con nano burbujas de hidrógeno.
Al ser más pequeñas que los poros de la piel permiten hacer limpiezas que ningún producto puede lograr. “En Japón hay adaptadores generar nano burbujas en las cosas, tanto en duchas como en el circuito del lavarropas, para lavar sin jabones”, contó Maglio.
El futuro de esta tecnología es aún impensado y, al igual que otros, aún queda mucho por explorar. “Cuando vimos que este negocio tenía otras dimensiones decidimos incorporar más actores a la empresa, entre ellos, un ingeniero agrónomo, por eso, también nos interesa mucho el potencial argentino”.
Argentina: avanza, el tema es cómo y quienes
Desde que asumió concreto el cambio de gobierno nacional en diciembre de 2015, además del sector agropecuario se desplegó una de estrategia para potenciar (como ocurre en todo el mundo) la acuicultura por sobre la pesca.
Argentino, Maglio tuvo que irse a Chile porque en Argentina no se trabajaba en la producción de peces. Algo cambió, pero falta: “El gran problema que yo veo para el desarrollo de la acuicultura en Argentina es que esta nueva ola de entusiasmo la están tomando investigadores y académicos, que es bueno, pero necesita del involucramiento de actores privados que hagan inversiones importantes, como ocurre en Chile, Perú o Brasil”.
Siempre que pasa por Argentina (en ACSOJA hace unos años y en el Foro de Innovación en septiembre de este año) brega para que lo escuchen los “sojeros”. “Ojalá que se meta el cluster sojero para financiar estos proyectos, como pasa en Estados Unidos, porque hay una enorme ligazón entre ambas actividades”, apuntó Maglio.
En Estados Unidos, la Asociación de productores de soja norteamericana (U.S. Soybean Export Council) destina fondos a la producción piscícola y tienen una división que se llama SoyAqua, que pregona “el cultivo de de la tierra para darle sostenibilidad al mar”.
En resumen, “hay que tratar de aprovechar este impulso del gobierno argentino pero dirigir bien las inversiones, incluir al sector privado y un sector fuerte como el agro argentino debe involucrarse porque además hay una situación de ganar-ganar, en donde en vez de exportar soja se puede exportar pescado a un mayor valor”.