El especialista realizó una actualización de las buenas prácticas ganaderas y sus ventajas para el bienestar animal, el personal y el resultado de la empresa. Mirá el video donde se muestran los conceptos claves, las características de las instalaciones y el paso a paso del buen manejo de la hacienda en los corrales.
El Dr. Marcos Giménez Zapiola es un especialista de larga trayectoria en buenas prácticas ganaderas, que recurre a un método para manejar el rodeo en los corrales basado en respetar su naturaleza. “Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que lo que más demora en las tareas de la manga es cargarla. Usar banderas y trabajar con tranquilidad y en silencio permite aprovechar su instinto para lograr que entre”, afirmó en el seminario “La Ganadería que viene”, realizado por Zona Campo en Olavarría.
En este sentido, aclaró que el bovino “es un animal de manada, que marcha en grupo; y de fuga, es decir, que busca mantener una distancia prudencial de las personas. Si nos acercamos, ingresando a su zona de seguridad, intentará alejarse”.
La clave al mover la tropa es ofrecerle una salida para que pueda avanzar en la dirección necesaria y no cargar de más el toril. «Ahí si los animales están cómodos podrán buscar la entrada a la manga sin golpearse. La pérdida económica por un bovino caído y pisoteado es mucho mayor que lo que significa mover la tropa al paso, que es la velocidad de los vacunos”, aseveró.
En tal sentido, «cuando uno está ubicado detrás del bovino, un punto ciego dónde no nos puede ver, la bandera agranda nuestra imagen. Al levantarla, un novillo que esté ubicado veinte metros delante, atrancando la salida del toril, advertirá nuestra presencia. Con nuestra posición y flameándola suavemente, podemos conseguir que salga de un corral grande y entre a una instalación más chica. Los vacunos aprenden rápidamente, incluso los más ariscos, de igual modo que se acostumbran al boyero en el pastoreo rotativo”, sostuvo el consultor.
Las buenas prácticas de manejo mostradas en el seminario fueron descriptas ya en el siglo XIX por José Hernández, que además de poeta fue un experto en ganadería. “La tropa marcha siempre en un solo grupo. En el modo de guiarla estriba el que llegue buena a su destino y se eviten muchas pérdidas. A ninguna hacienda que se arrea debe sacársela de su paso natural ni consentir que se la castigue por el lomo”, escribió en su Instrucción del estanciero publicada en 1881.
Mirá la charla completa y la práctica demostrativa de Marcos Giménez Zapiola.