Desde 2013 a la fecha el ajuste presupuestario que el INTA viene sufriendo en términos reales lo llevó a una reducción en del 28% en gastos corrientes (operativos) y del 40% en materia de inversión en investigaciones. Esta situación se agravó en el presupuesto votado en 2016, pero en el actual proyecto de ley el recorte plantea menos recursos incluso nominales, es decir sin contar el impacto de la inflación.
El dato lo aportó nada menos que Ramiro Tarsetti, Director General de Administración del INTA, ante la reunión de la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados que preside Gilberto Alegre.
El legislador convocó a una reunión amplia con todas las organizaciones que tienen representación den el Consejo Directivo del INTA, y allí estaban las universidades de veterinaria, agronomía, la industria, la FAA y CRA no solo con el consejero Alejandro Lahitte sino también con el presidente de la entidad, Dardo Chiesa.
También participaron los trabajadores del INTA, varios directores de Centros Regionales de los 15 que tiene el organismo, el presidente del CIPAF creado para el desarrollo de la Agricultura Familiar. Por supuesto también hubo diputados, pero menos de los esperados. Los legisladores estuvieron representados por el FPV: Luis Basterra, Juliana Di Tullio, Marcos Cleri. Del del Frente Renovador, Gilberto Alegre, y Jorge Franco del Frente Renovador para la concordia de Misiones. El oficialismo no participó.
“El INTA es el motor del campo” resumió el presidente de CRA que se manifestó en contra del recorte presupuestario del organismo para el año próximo. “El presidente [Mauricio Macri] define al sector [agropecuario]como el motor de la economía” pero es un motor que no puede funcionar “sin nafta”, señaló Chiesa.
La reducción presupuestaria en el INTA en materia de operatividad llegó a un límite. Por ejemplo, cuenta con una flota de vehículos de 2.200 unidades y una antigüedad promedio de diez años, casi el 50% (mil unidades) están inutilizados y requieren reparación. Arreglarlos cuesta unos 31 millones de pesos.
Pero la racionalización también abarcó áreas como el consumo de energía eléctrica, “no se bajó todo lo que esperábamos por el aumento de tarifas” aclaró Tarsetti. También se realizaron convenios con provincias y municipios para reducir el costo de alquileres y locaciones compartidas, se logró el financiamiento conjunto de becas con el Conicet que aporta el 70% del costo. Se promocionaron acuerdos públicos y privados, y la lista sigue y es extensa.
“No podemos seguir soportando recortes”, confesó Tarsetti, “porque van a impactar en líneas de investigación y funcionamiento de unidades”. Algunas de las investigaciones llevan décadas de y levantarlas sería derribar el trabajo de 30 años en ciertos caos. Pese a ello, el INTA afrontar ahora un recorte de su presupuesto en términos nominales, no ya reales y por impacto inflacionario. Eso es lo que propone el gobierno de Cambiemos. El recorte presupuestario fue negado por el flamante ministro Luis Etchevehere, aunque son números concretos que están escritos en el proyecto de presupuesto que firmó el propio Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el presidente Macri.
Lo que piden mayoritariamente desde la administración del INTA hasta los usuarios productores, universidades, colegios de profesionales, y la agroindustria es un incremento de 341 millones de pesos, en lugar del tijeretazo que trae contemplado el proyecto de presupuesto 2018. Esos mayores recursos son para que el INTA se mantenga una carpa de oxígeno con, por ejemplo, la mitad de su flota de vehículos sin reparación. Para seguir creciendo en operatividad e investigación es necesario un presupuesto que crezca en, al menos, 600 millones de pesos.