La Dirección de Ganadería de la provincia anunció que aplicará la ley 8.461 que crea un registro de feedlot (engorde a corral) para ganado bovino. Con esto, los productores tendrán que elaborar un estudio de impacto ambiental, que luego será sometido a una audiencia pública para recibir la habilitación correspondiente.
Esta norma nació en 2012 como respuesta al cierre de un feedlot en Bowen, General Alvear, tras quejas de vecinos por mal olor, aunque nunca se cumplió. “Estamos empezando a hacer el registro.
Sin embargo, los productores advierten que podría convertirse en una traba para los que quieren invertir en el sector, que hoy tiene buenas perspectivas.
Martín Caro, presidente de Cluster Ganadero Bovino de Mendoza y vicepresidente de la Específica de Ganadería de la Cámara de San Rafael, celebró la creación del registro, aunque advirtió que hay que “estar atento a la aplicación de la ley para que no se convierta en una traba para el sector”.
Si este estudio certifica la viabilidad del emprendimiento, se continuará con una audiencia pública con los vecinos afectados, con el municipio o Ganadería como intermediario, para conseguir dictamen técnico y habilitación. Luego de cumplir estos pasos se podrá comenzar con la construcción del corral.
Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria de Argentina filial Mendoza, mostró su aprobación ante la medida de realizar una audiencia pública y presentar un informe de impacto ambiental a la hora de instalar un feedlot.
“Me parece más que correcta”, dijo Achetoni.
Sin controles, de acuerdo con Achetoni, un feedlot puede ocasionar, como fue en el caso de Bowen, alergia por los olores fuertes que soporta toda la población. “Hay lugares donde se puede hacer con la distancia adecuada para que sea una actividad inocua y no genere problemas con las personas. Me parece que todo lo que se evalúe para proteger la sociedad y las inversiones en las instalaciones, son aspectos que dan tranquilidad a los vecinos e inversores. A estos últimos es importante saber que el día de mañana no van a tener protestas que lleven a desmantelar esta forma de criar y terminar animales”, concluyó Achetoni.
Con respecto a los feedlot ya instalados también tendrán que pasar por audiencia pública. «A partir de ahora todos tienen que estar sí o sí habilitados mediante este registro», sentenció Guizzardi. En la zona Norte de la provincia hay 4 encierres funcionando y en el Sur cerca de 16, conocidos a través de la ley de fomento ganadero.
“Aunque hay muchos que no están anotados, de ahí la necesidad de un registro”, agregó el director de Ganadería.
La norma fue trabajada desde distintos sectores representativos de la actividad, con la Cámara Argentina de Feedlot (CAF) a la cabeza. Por esto, Martín Caro destacó que la ley está hecha desde un punto de vista favorable «para una actividad que se está convirtiendo en una alternativa económica para Mendoza, sobre todo para el oasis Sur».
Qué contempla la “ley feedlot”
La 8.461 regula la habilitación y el funcionamiento de los establecimientos productivos que se dediquen a la cría-recría y/o engorde de ganado bovino dentro de los límites provinciales. El órgano de aplicación es la Dirección Provincial de Ganadería.
La norma diferencia lugares de encierre permanentes (que tienen corrales con animales, por más de 4 meses al año, en forma continua o discontinua) y transitorios, que se utilizan menos de 4 meses al año.
Impacto ambiental: el productor deberá contratar a personal idóneo para realizar este estudio que contempla, entre otras cosas, capacidad de encierre de animales, dirección y frecuencia de los vientos predominantes a fin de evitar emisiones de olores y polvos que afecten áreas vecinas, cantidad y calidad de agua de bebida disponible.
“La autoridad municipal deberá extender los permisos de habilitación, hasta un plazo máximo de cinco años”
Luego este informe será evaluado en audiencia pública.
La autoridad municipal deberá extender los permisos de habilitación, hasta un plazo máximo de cinco (5) años, renovables por 5 años más de manera automática si el propietario no ha infringido ninguna especificación de la primera autorización, como cantidad de animales por metro cuadrado, o si no se ha modificado el entorno, como por ejemplo la construcción de un barrio cercano. En este caso se tendrá que volver a realizar el estudio de impacto ambiental.
Fuente: Los Andes