Ha sido bonito, aunque duro», afirmó al diario Hoy el ganadero de Cáceres José Manuel Sánchez Miguel, que hace ya más de un mes, el domingo 14 de mayo comenzó su aventura: recorrer 600 kilómetros con sus 1.700 ovejas para escapar de la sequía, llegando después de 39 días de caminata a los montes de León
Este pastor comenzó su recorrido de 600 kilómetros desde Santa Marta de Magasca, en Cáceres, y fue en busca de los prados verdes del norte de España para que sus ovejas puedan comer.
La finca de José Manuel Sánchez Miguel, de 43 años en Extremadura se ha convertido en un secarral. No hay comida ni agua ni pastos para las más de 2.000 animales que tiene este pastor entre ovejas, cabras y otros animales.
La situación es tan grave que se ha visto obligado a comenzar la trashumancia, algo que desde que empezó en el oficio hace 16 años había soñado hacer, como una experiencia enriquecedora, pero que a día de hoy la emprende por necesitad. Su objetivo no es otro que el de que sus animales no se mueran: lo hace por supervivencia.
Escapar de la sequía
La falta de lluvias en Extremadura y en muchas otras zonas de España ha dejado este año sin pastos la finca de José Manuel. Muchos ganaderos tienen que comprar alimento y el precio de la paja se está disparando. Los que no pueden pagarla tienen que sacrificar a su ganado y los mataderos están colapsados.
Este pastor solo tenía dos opciones: o bien gastarse miles de euros en comprar pienso para alimentar a los animales o bien buscar un nuevo espacio donde pudieran pastar libremente todo lo que quisieran. Eligió la segunda opción, especialmente por una cuestión económica -la primera suponía la ruina-.
El precio del pienso se ha disparado por la sequía: hay poco y el que hay es cada vez más caro. José Manuel ha aquillado una finca en Riaño, León, desde el 15 de junio y durante 4 meses por 12.000 euros con el objetivo de que su ganado no se muera de hambre y su negocio pueda ser sostenible tanto para él como para su familia.
El domingo 14 de mayo este pastor comenzó a recorrer a pie los 600 kilómetros que le separan de su nuevo hogar. Tendrá que atravesar decenas de pueblos por Toledo, Ávila o Valladolid en un camino que no hizo solo, sino que le acompañaron 1700 ovejas, 30 cabras, 12 perros para proteger a los animales de los lobos y 7 familiares.
En el recorrido comenzó a caminar a primera hora de la mañana para aprovechar las horas más frescas del día y no caminar con el calor, y llegaron a recorrer todos juntos una media de 20 kilómetros al día. Así llegaron a Riaño, en León, en 39 días.