Los trabajadores del Senasa afiliados a la Asociación de Trabadores del Estado (ATE) iniciaron hoy martes un paro nacional que se extenderá hasta las 24:00 horas del próximo viernes en protesta por “el vaciamiento, la privatización de funciones y los 130 despidos anunciados informalmente en el organismo”.
Los dirigentes de ATE, por medio de un comunicado, indicaron que rechazan la decisión “de retirar los servicios de inspección veterinaria de los establecimientos (frigoríficos) ciclo II (despostada) y III (productos cárnicos procesados), que deja sin funciones a más de mil trabajadores de Senasa” para implementar en los mismos la figura de “directores técnicos privados”.
Además denunciaron que no se están pagando “más los alquileres de los edificios donde funcionan las 400 oficinas sanitarias de campo (del Senasa, hecho) que obliga a depender de las (sedes de las) entidades agropecuarias”.
“Aduciendo falta de presupuesto, las actuales autoridades de Senasa exigen y aprietan a los profesionales a pedir por favor a las sociedades rurales del interior un lugar para poder seguir funcionando. Transfiriendo a los privados los programas de erradicación y prevención de plagas que afectan directamente a los cítricos (HLB y mosca de los frutos), a las vides (Lobesia botrana), a la producción de algodón (picudo de algodón) etcétera”, asegura el comunicado.
“Esto se suma a los 130 despidos injustificados que, de manera informal, anunciaron el pasado 29 de diciembre de 2017”, indicó ATE, para luego añadir que el cierre de las barreras sanitarias de Yapeyú y Olivari en Corrientes atenta “contra toda la producción citrícola del país” por el riesgo de extensión de HLB.
Vale recordar que ATE es sólo uno de los tres gremios que nuclean a trabajadores del Senasa. Los dos restantes son Apumag (integrado por profesionales) y UPCN (administrativos y técnicos).
Un comunicado reciente de Apumag indica que “la brutal reducción de los fondos presupuestarios del Senasa destinados a las tareas operativas previstas para el año 2018 impactará gravemente en los objetivos las principales luchas fitosanitarias”. Y añade que “con tres emergencias vigentes desde 2017 apenas si pudieron cumplirse las mínimas expectativas y la amenaza del HLB sigue ominosamente pesando sobre la citricultura”.
”La invasión de langostas más grande de los últimos 40 años apenas se está combatiendo con el entusiasmo y compromiso de unos pocos técnicos y paratécnicos en su mayoría contratados bajo la modalidad ArgenInta. Estos técnicos sufren un atraso de más de cuatro meses en el pago de sus viáticos por traslados y aun así siguen al frente de una de las mayores luchas fitosanitarias de los últimos tiempos”, aseguró.