La crecida del río Pilcomayo llegó a su pico histórico y dejó pueblos aislados. Salta es la provincia más afectada, pero el drama se vive también en Chaco, Tucumán, Formosa y el sur de Bolivia. En medio de una desesperada búsqueda de soluciones, también suelen señalarse culpables. Y, a nivel climático, una de las causas es el llamado “fenómeno de La Niña”.
La Niña es un fenómeno de interacción océano-atmósfera que se caracteriza por la aparición de temperaturas oceánicas superficiales inusualmente bajas en el centro y este del Océano Pacífico ecuatorial. Provoca anomalías climáticas de distinto tipo, hasta incrementa los ciclones tropicales en el Caribe.
Las condiciones actuales son consistentes con una fase fría o “Niña débil”. En diciembre de 2017 el enfriamiento de la temperatura de la superficie del mar en las regiones Niño se había debilitado, pero en enero volvió a intensificarse. La atmósfera volvió a responder a dicho enfriamiento a través del Índice de Oscilación del Sur, que terminó en enero con valores acordes a una fase Niña.
¿Qué pasará en los próximos meses?
Para febrero, marzo y abril, el informe trimestral del SMN indica precipitaciones por encima de lo normal en el NOA: Salta, Jujuy, Tucumán.
Mientras que sobre el área pampeana, centro y Litoral, las lluvias estarán por debajo de lo normal, acentuando el déficit hídrico en distintas áreas del corredor central.
Durante el otoño, finalmente llegaría el alivio. Es una Niña que es tardía y de corta duración. Ningún modelo computacional está extendiéndola más allá de abril 2018. Es probable que entremos en una neutralidad.