La noticia de que la Argentina importará al menos 120 mil toneladas de soja provenientes de EE.UU. revolucionó el mercado local durante la presente semana generando fuertes bajas en el recinto de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
En la entidad rosarina, a pesar de las fuertes subas que se registraron en el Mercado de Chicago (CBOT) por el informe de oferta y demanda mundial del USDA, la soja se negoció a $ 6.200 por tonelada versus $ 6.400 que se ofrecieron en la jornada previa.
Es que la jugada de importar ese volumen de soja viene a suplir parte del faltante que hay en el mercado producto de la sequía. Al inicio de la campaña se esperaban 54 millones de toneladas y ahora las proyecciones hablan de apenas 38,5 millones.
Andrés Alcaraz, vocero de CIARA-CEC, dijo a LPO que «algunas empresas están tomando recaudos para mantener el flujo de producción a lo largo del año y seguir con su ciclo continuo una vez que se haya extinguido la cosecha argentina de soja».
No es la primera vez que nuestro país importa soja de EE.UU. De hecho, para mantener una menor capacidad ociosa se suele comprar en Paraguay. El tema es que en EE.UU. los exportadores deben que informar las ventas que superen las 100 mil toneladas.
Un dato no menor es que la compra a EE.UU. se produce después de 20 años y en medio de la guerra comercial con China que aplicó aranceles a la soja estadounidense luego de que Donald Trump aplicara restricciones a 104 productos chinos.
La capacidad de molienda de soja en la Argentina se ubica en 205 mil toneladas por día (en 2017 la capacidad ociosa fue del 30%). Durante este año, ya en octubre/noviembre, las plantas procesadoras prácticamente se quedarían sin actividad por la baja cosecha.
En diálogo con este medio, Javier Buján, director de la consultora Kimei Cereales, consideró que «si nos quedamos con la producción argentina y con las importaciones de los países vecinos, el complejo de fabricas tendría una pérdida muy grande».
«Trayendo la soja americana, las plantas de la zona de influencia de Rosario compensan la pérdida y mejoran la calidad de la soja argentina», indicó Buján. «Ahora hay que recorrer el camino de las variedades que no están autorizadas y ver qué pasa», alertó.
«Hay que estar atentos a ver cómo sigue esto. Si no se autoriza determinada variedad, se redireccionan los barcos; no es grave. No descarto que tengamos una baja adicional en el mercado local pese a que Chicago muestre un recorrido alcista», concluyó Buján.
En el ámbito diplomático cercano a Casa Rosada, en tanto, el hecho de que la Argentina importe soja de EE.UU. fue interpretado como un gesto político de Macri a Trump luego de que el americano levante las restricciones al acero y al aluminio local.
De esta manera, los diplomáticos destacan que Macri, no solamente devolvió ese favor, sino que lo dejó mejor posicionado a Trump a la hora de negociar con China el levantamiento del bloqueo que le impuso Ji-Xiping a la soja estadounidense.
Por el momento, la baja de la soja trae alivio en la industria láctea, porcina y avícola que venía enfrentando fuertes aumentos en los costos de producción que incluso, en algunos casos, se trasladaron a las góndolas como en el huevo que subió a $ 60 la docena.
En este sentido, algunos operadores del mercado aseguran que esta medida le pone un techo a los precios locales ante la escasez de soja marcando una conducta férrea por parte de la demanda en un contexto de solo 38,5 millones de toneladas.
Cabe destacar que el reciente informe del USDA bajó abruptamente de 47 a 40 millones de toneladas la previsión de cosecha de soja argentina, al tiempo que para Brasil estimó 115 millones de toneladas versus 113 en el documento del mes pasado.
