Se confirmó la posibilidad de que la campaña agrícola 2023/23 se desarolle con un potente Niño, pero aparece un condicionante
Durante el pasado verano y lo que va del presente otoño, el Pacífico Ecuatorial se calentó considerablemente, marcando el final del fenómeno de “La Niña” e iniciando el desarrollo de un vigoroso episodio de “El Niño”, que dará su marco a la campaña agrícola 2023/2024.
Lluvias: qué puede pasar con El Niño
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires repasó el escenario climático en el informe estacional que elabora el ing agr Eduardo Sierra, en donde se advierte que los vientos polares presentan una persistencia muy superior a lo normal, causando fríos y nevadas tempranos y dificultando el transporte de humedad hacia el interior del área agrícola, retardando y debilitando la activación de “El Niño”.
«La mayor parte del Océano Atlántico observa un fuerte calentamiento, pero los vientos polares impulsan las aguas frías del Océano Glacial Antártico provocando el avance de la corriente marina fría de Malvinas hacia la costa atlántica sudamericana, enfriando el litoral marítimo, comenzando a llegar hasta Río de Janeiro. Este proceso estabiliza las masas de aire que entran hacia el interior del continente, haciendo que, aunque la atmósfera reciba una buena cantidad de humedad, la inhibición de los mecanismos ascensionales impide la producción de lluvias», explica Sierra.
De esta forma, según el informe, debido a la acción de los vientos polares y que “El Niño” suele activarse recién hacia la primavera, el semestre otoño-invernal continuará mostrando un foco seco sobre el interior de la Región Pampeana y el Uruguay, mientras el norte argentino, el Paraguay y el sur de Brasil recibirán lluvias normales, y el cerrado del Brasil atravesará su estación seca, mientras el régimen térmico mostrará un riesgo de heladas inferior al de las temporadas precedentes.
Al llegar la primavera, “El Niño” se activará llevando lluvias a la mayor parte del área agrícola del Cono Sur, aunque las zonas que sufrieron sequía durante el otoño-invierno demorarán en reponer sus reservas.
No obstante, debe tomarse en cuenta que algunas fuentes, como el Climate Forecast System de NOAA (EE.UU.) señalan la posibilidad que la acción de los vientos polares se extienda hasta el verano próximo, retardando y debilitando la activación de los efectos de “El Niño”, y manteniendo grandes extensiones con déficits hídricos sobre el interior de la Argentina y gran parte del Uruguay, aunque sin afectar significativamente al régimen térmico debido a su escasa penetración hacia el norte.
Si bien este análisis tiene carácter preliminar, los riesgos que implica, hacen necesario un cuidadoso seguimiento de la evolución del sistema climático, una planificación prudente, un manejo riguroso y un uso racional de la tecnología disponible.