Por Gonzalo Rodríguez. Días atrás se realizó una importante jornada técnica en la sucursal Rafaela de la Cooperativa «Guillermo Lehmann», que tuvo como principal objetivo analizar las diferentes alternativas para el desarrollo de especies forrajeras. El mismo contó con la disertación y moderación del Ing. Agr. Juan Enrique Díaz Lago, un experto profesional especialmente convocado para detallar las diferentes variantes en este contexto de sequía.
Junto con un buen número de técnicos se compararon praderas de corta y larga duración y se expusieron propuestas para acotar el riesgo productivo en forrajeras.
Tras la reunión dialogamos con el Ing. Díaz Lago, quien indicó que «básicamente lo que intentamos discutir son como dos dimensiones. Por un lado la dimensión más de coyuntura, que es la más dura hoy porque en otras regiones de la Argentina ha llovido y la seca que teníamos de alguna manera hoy nos permite mirar el otoño y el invierno desde otro lugar. Probablemente ya sembrando y apostando a que las cosas crezcan. Eso acá no ocurrió y condiciona mucho la discusión. Pero de todas maneras la dimos, que es básicamente si ahora llueve qué opciones tenemos, a qué le podemos apostar, dónde están las mejores oportunidades y cómo encarar el otoño-invierno».
Pero además, el profesional encaró una segunda dimensión más estructural: «sabiendo que el cambio climático está instalado y que la alfalfa va a seguir siendo la columna vertebral de los sistemas de producción lecheros de la zona de Rafaela, qué podemos incorporar a estos sistemas para hacerlos un poco más resilientes, un poco más adaptados a estas condiciones extremas que van a volver a ocurrir.
O sea vamos a volver a tener otoños, inviernos y primaveras extremadamente húmedas donde perdamos las alfalfas y vamos a volver a tener veranos netamente secos que condicionen la producción forrajera. Entonces qué cosas podemos agregarle al sistema para que frente a esas dos inclemencias estemos mejor preparados y podamos producir pasto barato y de calidad que dé soporte a la lechería pastoril que tenemos».
Lo consultamos precisamente sobre la situación actual teniendo en cuenta las complicaciones que tiene el productor para producir alimento para los animales y reconoció que «la preocupación es muy grande. Los otoños-inviernos acá son relativamente secos, en promedio, por lo tanto no deberíamos esperar importantes eventos de precipitación de abril para adelante y abril es ahora. Yo creo que estamos en un momento bisagra. Si ahora ocurre lo que desearíamos que es que se registren algunas lluvias de significación, 40, 50, 60 milímetros me parece que nos vamos a animar a sembrar y eso va a querer decir pasto rápido y pasto de calidad. Si eso no pasa, la situación se va a poner muy crítica porque no hay recursos forrajeros a los que recurrir.
Las alfalfas van a estar muy comprometidas y nadie va a sembrar en la medida que no haya agua disponible. Estamos en un momento complejo y lo peor es que no depende de nosotros. No hay nada que podamos hacer que permita resolver esto porque lo que necesitamos es que llueva».
De cualquier manera la jornada técnica se orientó, positivamente, hacia la posibilidad de que se registren algunas lluvias en las próximas semanas y en ese sentido Díaz Lago explicó que «discutimos a fondo toda la paleta de ryegrasses y discutir el rol de la avena. Y entramos a fondo con lo que nosotros pensamos son una gran herramienta para los sistemas de acá que son los ryegrasses itálicos, los de ciclo muy largo, que producen pasto hasta fin de año y que complementan muy bien la oferta de forrajes de la alfalfa, dando pasto de calidad en pleno invierno y soportando los excesos hídricos que a veces se presentan».
Otro tema de la disertación fue «el rol de la festuca, como una especie perenne y resistente, que usada en su justa medida y en los ambientes donde es más riesgoso para alfalfas porque las perdemos con mucha frecuencia en las partes más anegables. Cómo hacemos para instalarla y para manejarla como otro componente estructural de nuestro sistema que nos permita manejar situaciones como la de ahora, contando con mucho pasto en el otoño-invierno como son las praderas en base a festuca».
Finalmente el Ing. Díaz Lago reconoció que «por suerte la demanda de estos cultivos en otoño-invierno no es una demanda extremadamente alta y con pocos milímetros hacemos mucho. Que no es el caso en verano, donde una lluvia de 10, 12, 15 mm es lo mismo que nada. En junio si nos cae una lluvia de 15 mm rinde mucho. Si cayeran esos 40, 50, 60 que estamos hablando y después con un poquito de agua que nos caiga en el otoño-invierno no digo que se resuelva el problema pero facilita mucho. Vamos a producir pasto de calidad, pasto relativamente barato, confiable. Pero tiene que ocurrir eso que hoy lo vemos distante».
Remate Rosgan en Santa Fe