Desde las últimas semanas del año, la cadena de ganados y carnes viene recibiendo una serie de noticias negativas. Hoy, la crisis sanitaria por el coronavirus aparece como el mayor desafío a superar.
Los problemas comenzaron en diciembre, con el provisorio desmoronamiento de China y sus graves consecuencias: caídas de precios, de compras, dificultad para descargar contenedores en destino, renegociación de ventas ya pactadas y embarcadas y problemas para cobrar, entre otros. Esta situación se dio nada menos que en nuestro principal destino, que llegó a representar el 82% de las exportaciones argentinas de carnes entre noviembre y diciembre.
También cambiaron las condiciones para la exportación, vía el aumento de los derechos de exportación y la ampliación de la brecha cambiaria, para nombrar sólo las más salientes.
Cuando la actividad se había se había adaptado a la nueva situación y llegaban algunas noticias esperanzadoras desde China (esta semana se anunció el primer día sin nuevos casos de coronavirus en ese país), las malas vinieron desde Europa.
Las naciones con las economías más grandes (Italia, Francia, Alemania, España), nuestros tradicionales mercados, han adoptado medidas restrictivas de la circulación de la gente, a nivel regional o nacional, lo que obviamente ha redundado en un parate de la economía, que afecta especialmente a sectores de esparcimiento y restaurantes, entre muchos otros. En base a esto, algunos frigoríficos locales comenzaron a recibir pedidos de sus clientes para postergar embarques y, en ciertos casos, se adivina la intención de renegociar precios.
En el país
Algunas plantas, pocas por ahora, de acuerdo a nuestro habitual contacto con las principales compañías, han anunciado la discontinuidad provisoria de la compra de novillos aptos para Hilton o el cese temporario en la faena de novillos aptos para Europa.
En otros casos, dado el estado de los negocios y teniendo en cuenta también las restricciones al movimiento de personas en el país, se resolvió aprovechar que la semana próxima tiene sólo tres días hábiles para paralizar los trabajos.
No es necesario aclarar que tanto las que ya decidieron cesar tareas, como las que siguen faenando, están operando con un nivel de incertidumbre muy alto, que tampoco es ajeno a otros sectores.
Además, se contempla la aparición de problemas logísticos, como la escasez de contenedores, dada la disrupción originada en los puertos chinos y que afecta a todo el mundo.
El sector frigorífico exportador está con un nivel de stocks superior al normal y al deseado, para lo que el estado del mercado financiero no contribuye.
Por otro lado, y por causas sanitarias, el Mercado de Liniers suspendió las subastas -sólo se harán operaciones al oído- así como se han postergado numerosos remates feria, sea por decisión de la casa consignataria o de los municipios.
En tanto, el movimiento de hacienda comienza a acusar algunos inconvenientes en el tránsito interprovincial, producto de medidas lanzadas por autoridades locales, sin la suficiente claridad de reglas.
En ese sentido, esperamos que el Decreto 2296/2020, que establece el aislamiento social, preventivo y obligatorio de las personas por diez días ordene este tipo de inconvenientes, preservando la producción, transporte y comercialización de alimentos, tal como anunció el Presidente de la Nación.
Son tiempos muy difíciles, a nivel humano y económico.
Tenemos la impresión de que las medidas tempranas adoptadas por el Gobierno están bien orientadas. Esto significará un mayor costo económico inicial, pero puede quedar más que compensado por otras más suaves después, si se logra contener la curva de crecimiento de los contagios.
A pesar de este escenario, la cadena que va desde el campo hasta el mostrador no debería quedar muy impactada como para que haya desabastecimiento. No dudamos de que son momentos de gran responsabilidad, personal y colectiva. Y todos debemos aceptarla.
Tenemos la convicción de que si la ganadería trabaja en forma coordinada, para adentro de la cadena y con las autoridades, está en condiciones de continuar proveyendo las proteínas de calidad que los hogares argentinos necesitan, mientras se atraviesa la actual crisis sanitaria. Un verdadera fortaleza para la sociedad ante la nueva pandemia.
Por Lic Miguel Gorelik, Director de Valor Carne