«Tenemos mucha experiencia en trabajar bajo normas de higiene y seguridad alimentaria. Ya en 2004 certificamos BRC (British Retail Consortium), un estándar internacional que incluye los controles sobre el personal. De cualquier forma, hicimos muchísimas cosas más para prevenir contagios frente a la pandemia», dijo a Valor Carne la Ingeniera en Alimentos Hebe Brasesco, responsable de calidad de Black Bamboo Enterprises, una compañía china dueña de la planta de Hughes, Santa Fe, principal fuente de empleo de la localidad homónima de 6.000 habitantes.
El histórico frigorífico fue construido en 1968 y ampliado en 1998. Tras algunos cambios de manos y un cese temporal, en 2016 fue comprado por el grupo chino y a partir de ahí reactivó sus actividades. «Hoy, estamos produciendo prácticamente a nuestra capacidad máxima», aseguró la especialista que trabaja en la unidad desde hace 20 años. En tal sentido, detalló que faenan 700 animales por día y despachan 515 toneladas mensuales al mercado interno y otras 1.500 a exportación, a destinos como China, Europa, Israel y varios más, en menor volumen.
La norma BCR implica el monitoreo de la seguridad alimentaria en todos los pasos de la industria, desde el ingreso del animal hasta la venta de la carne al consumidor final y, como se dijo, abarca la seguridad e higiene del personal.
«Esto nos abre puertas a los mercados internacionales y también hace que la planta procese mediante un protocolo muy exigente y que todos los productos que salen al mercado interno y externo tengan el mismo estándar”, subrayó Brasesco.
Con el ojo en la pandemia
De cualquier modo, para mantener a raya al Covid-19 además de las normas habituales pusieron en práctica varias medidas adicionales .
«Es una enfermedad nueva y nunca pasamos por algo así. Por ser una empresa alimentaria estamos exceptuados del ‘yo me quedo en casa’ pero tenemos que aplicar controles más exhaustivos para prevenir cualquier contagio”, subrayó. Por ese motivo, la firma adecuó los procedimientos de limpieza, haciendo hincapié en la concientización del personal. “Es fundamental que cada uno de nosotros sepa cómo cuidarse, cuidar al compañero y al ambiente de trabajo», agregó.
Un dato de color, es el vínculo del frigorífico con China que, ante la emergencia sanitaria, significó una oportunidad. «Cuando fue el brote de Wuhan, nuestros compañeros de esa nacionalidad, que no son muchos, habían viajado a su país para pasar el Año Nuevo con sus familias. Manteníamos contacto con ellos por WeChat y contábamos con información de primera mano, aunque no muy distinta a la que está en los medios. Eso sí, hizo que pusiéramos en marcha medidas de prevención quizás un poquito antes del resto», recordó.
La tarea fue liderada por el área de Recursos Humanos, de modo de llegar rápidamente a los 600 empleados del frigorífico. «Lo primero que se hizo fue averiguar si alguno de nosotros había tenido contacto con una persona que hubiera llegado del exterior en los últimos 14 días, o con alguien con síntomas o, incluso, si alguno tenía esos síntomas», explicó, detallando que cada uno completó una encuesta en carácter de declaración jurada. «A pesar de que estamos en un pueblo pequeño, identificamos a algunos que habían tenido acercamiento con extranjeros», pormenorizó. Entonces, prosiguió «siguiendo el consejo de los médicos de planta, se decidió que esos empleados también debían quedarse en cuarentena en su casa, al igual que aquéllos que tenían enfermedades preexistentes de riesgo frente al Covid-19».
Otro paso que se dio rápidamente fue el monitoreo de la temperatura corporal de cada persona que ingresa a la planta. «Compramos termómetros infrarrojos y ya desde el primero o segundo día de marzo, antes de que se declarara la pandemia, se controla a todos. Tarda tres o cuatro segundos, nada más. Y, como empleados, nos sentimos más seguros», aseveró.
¿Limpieza? «Se tomaron varias medidas. Desde aumentar la frecuencia para desinfectar superficies donde todos tocamos, por ejemplo, picaportes de oficinas y pasamanos, hasta los transportes que vienen a cargar, sobre todo las ruedas», indicó, aludiendo que esos camiones distribuyen carne a varias provincias además de lo que va a puerto.
Otro cambio igualmente importante, fue evitar la cercanía entre personas durante los break. «En el comedor sacamos mesas y sillas de modo de dejar más espacio entre las personas y las enviamos a descansos en grupos reducidos. Ahí, aprovechamos los televisores y pasamos en todo momento información sobre buenas prácticas y medidas de prevención», aseguró.
Adaptar la planta a los nuevos procedimientos implicó suspender faenas durante tres días, lo que se juntó con los feriados oficiales del 23 y 24 de marzo. «Tomarnos una pausa nos ayudó a ordenarnos y a implementar las modificaciones y mantenimientos necesarios para producir más seguros», puntualizó.
El cambio de hábitos requirió también capacitaciones, no sólo dentro de la unidad sino a nivel de la comunidad. Para ello, convocaron a un infectólogo, el Dr. Daniel Agostinelli, del Ministerio de Salud de Santa Fe, a una jornada en la que participaron 80 personas, en dos grupos, incluyendo jefes de áreas de planta, de la comuna de Hughes y de otros municipios que tienen habitantes trabajando en el frigorífico. «La idea es que la prevención se extienda a la gente que está haciendo la cuarentena en sus casas. En mi caso, vivo con mis hijas de 11 y 14 años y cuando regreso, previo a involucrarme con ellas, me ducho y meto en el lavarropas todas las prendas que traigo del exterior, entre otros cuidados», contó.
¿Qué le diría a los ganaderos?«Desde la industria, todos los empleados estamos poniendo un gran esfuerzo para seguir faenando el mismo volumen que hacíamos antes de la pandemia y, al mismo tiempo, sentirnos seguros. Confiamos en que los productores nos acompañen para continuar abasteciendo a la población», concluyó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne