El consumo en tiempos del Covid-19 refleja más demanda de huevos, papa, leche, harina, pulpas y cortes para milanesa. Por el contrario, menores compras de pan, fiambres y quesos. Sobran asados, bifes y lomos; está estable el consumo de pollo, y floja la demanda por cerdo. Firme salchichas y hamburguesas, floja la de achuras.
Aumentó mucho el consumo de carne vacuna en los hogares, y cayó drásticamente fuera de casa: bares, parrillas al paso, restaurantes, cadenas de fast food, catering y casamientos, como también los festejos.
En una situación muy difícil; los frigoríficos ciclos dos y troceos que proveen a parrillas y restaurantes, y que buscan mayor participación en el mercado institucional (cárceles, fuerzas de seguridad, hospitales), se vieron también muy afectados por el cierre de fábricas y colegios. Es firme la ventas en carnicerías de barrio y muy interesante el volumen a través de los supermercados, en especial los que tienen una agresiva política de ofertas.
La caída en el valor del recupero bruto, o crédito bruto de matanza, que incluye la reducción a cero del valor del cuero, lleva a los frigoríficos consumeros a cobrar el servicio de faena: hasta seis y ocho pesos por kilo en gancho. En pocos meses, los usuarios (matarifes, supermercados) han pasado de recibir un modesto recupero a tener que pagar entre mil o 1.200 pesos por animal, por el servicio de faena. Esto se traslada hacia atrás, con un menor precio pagado por la hacienda –en especial la liviana– y hacia adelante en la cadena de valor, en un mayor precio de la media res.
Hoy se consumen 52 kilos per capita (equivalente anual) de carne vacuna, 46 kilos de pollo y 16 a 17 de cerdo. En total, el consumo es el más alto del mundo, junto con el de Estados Unidos.
China
Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda), durante 2018, el último año “normal” antes de la fiebre porcina africana y el coronavirus, China produjo 54 millones de toneladas de carne de cerdo, 11,7 millones de toneladas de carne aviar y 6,4 millones de toneladas de vacuno. Dos años después, la producción de cerdo cae 20 millones de toneladas, para ubicarse en 34 millones de toneladas, mientras que el pollo crece vigorosamente (3,8 millones de toneladas más) y el vacuno sube 600 mil toneladas.
En dos años, China experimenta una reducción de la oferta doméstica del orden de las 15,6 millones de toneladas de “carne”, al pasar de 72,1 millones de toneladas en 2018 a 56,5 millones de toneladas en la actualidad.
¿Cómo se cubre ese faltante? Sólo de manera parcial con un aumento de 3,9 millones de toneladas de las importaciones de los tres tipos de carne. No son competitivos, tienen un problema inflacionario grave, pero tienen divisas y la decisión de comprar. Por eso van a importar este año nuevamente un volumen récord.