La ganadería comienza a sufrir las consecuencias negativas que trae la sequía ya que ante la escasa producción de pasturas en verano, repercutirá directamente en los valores de la dieta durante el invierno. “Ni los precios de invernada ni del gordo aumentó al nivel inflacionario de 2017, que fue de alrededor del 25%. Y los costos aumentaron por arriba de esta medida”, resumió Fernando Stiepovich, médico Veterinario y técnico de Vynes Nutrición.
En este sentido, destacó que el alimento (principalmente para terminación: maíz, silaje, pellets de girasol o soja y premezcla)subió un 30% en marzo. “La variación de precio interananual hasta enero era más acotada pero en marzo se agudizó con la suba del tipo de cambio y con el auge del precio del maíz”, aseguró Stiepovich, quien fue uno de los oradores en el seminario que organizó el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) esta semana en Ayacucho, Buenos Aires.
“Creemos que habrá una oportunidad para el que tenga pasto, que no van a hacer muchos productores, para aguantar el novillo apuntando a la exportación. En algún momento va a comenzar a faltar y se puede pagar un poco más”, analizó mirando lo que se puede venir para el negocio ganadero.
Una de las zonas más complicadas es la cuenca del Salado, típica región de cría, que como toda la pampa húmeda, viene sufriendo la falta de agua. “Esta es la época que más agua se necesita porque se genera el 80% del forraje en campos naturales”, comenzó explicando José Otondo, referente de la región y técnico del INTA Chascomus.
El precio del gordo subió, pero por debajo de la inflación.
Si bien aún no hay indicios adversos sobre el estado corporal de la hacienda, alertó que el problema se va acentuar próximamente porque el pasto va a dejar de crecer por las bajas temperaturas y no hay forraje acumulado.
La actividad principal ganadera en la cuenca del Salado, que comprende 6 millones de hectáreas, es la cría y el grueso de la base forrajera de esta categoría está dado por pastos naturales, alcanzando el 60% de la superficie. Y el resto, se divide en agricultura y cultivos de pasturas y verdeos.
Según la información satelital de índice Verde, que fue desarrollado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) tras un convenio con INTA, CREA e IPCVA, marcó que el crecimiento promedio es de 4.000 kilos por hectárea por año. De este total, el 80% se produce entre septiembre y marzo. Justamente cuando prevaleció la sequía.“Se perdió un 20% de pasto. Y no se va a volver a acumular porque se vienen las bajas temperaturas”, aseguró Otondo, quien también participó del seminario del IPCVA.
Ante esta situación adversa, el técnico del INTA recomendó ajustar la carga, ya sea sacando hacienda del campo descartando categorías improductivas como vacas viejas y vacas vacías.
La carga promedio era de 0,6 EV/HA pero la carga subió en el último tiempo por el avance de la agricultura, hasta llegar a 0,9 a 1 EV/HA.
En esta línea, desde el INTA realizaron recomendaciones clave para ajustar el manejo. Algunas de las opciones de manejo es destete anticipado. A partir de los 4 meses de edad o 120 kilos del ternero es posible destetarlo para disminuir los requerimientos nutricionales de la madre. Esto permitirá recuperar el estado corporal de las hembras en los meses de otoño.
Los terneros pueden tener destino de venta, suplementación en pastoreo o engorde a corral. “Esta es una decisión difícil, pero al disminuir los requerimientos de la vaca permite mejorar la condición corporal con el mismo nivel de alimentación”, aseguraron desde el INTA.
Otra alternativa es separar vientres según estado corporal:esto permite alimentar a las vacas de manera diferencial priorizando aquellas que estén más flacas y evitar así que queden vacías. Asimismo, el diagnóstico de preñez es recomendable realizarlo 30 días post finalizado el servicio. De esta manera se pueden eliminar las vacas vacías y priorizar la alimentación de las vacas preñadas.
Por último, desde el INTA recalcaron que el productor debe hacer lo posible para cubrir el déficit de forraje mediante la planificación de la siembra de verdeos de invierno, pasturas o manejo del campo natural y fertilizaciones estratégicas Otra opción es la compra de alimentos a terceros. El maíz, el sorgo, la cebada o pellets de cebada tienen un alto valor nutritivo y permiten recuperar el estado corporal de los vientres con poca cantidad.
“Se debe tener cuidado con la hacienda no acostumbrada a su consumo ya que pueden sufrir trastornos digestivos”, explicaron. Se recomienda establecer periodos de acostumbramiento.
Fuente: El Clarin