En el campo se abre una nueva oportunidad de inversión y trabajo mediante la promoción de las energías renovables por biomasa y biogás. Los proyectos bioenergéticos son aquellos que “aprovechan” residuales de la actividad agrícola/ganadera convencional para producir energía. Los residuos de las actividades convencionales muchas veces se queman, se vierten en el suelo, o se descartan como basura, contratándose logística para traslado a puntos de deposición final. Lo cierto es que, en muchos casos, no se hace el estudio pertinente para evaluar la más eficiente alternativa.
Cada residuo tiene un poder calorífico determinado y una humedad. Distintos estudios de naturaleza bioquímica determinan qué tipo de aprovechamiento y proceso previo debe hacerse para convertir ese “material” en combustible de energía eléctrica. Cada campo tiene su particularidad, y es por eso que en ningún caso el estudio de la bioenergía puede estandarizarse.
El factor logístico es uno de los principales costos para el desarrollo de esta industria, debido a que los volúmenes que son necesarios incorporar en una central son significativos, y debe garantizarse un suministro continuo del mismo.
En las licitaciones llevadas a cabo en la Argentina por el Ministerio de Minas y Energías (RENOVAR), se adjudicaron 24MW en la primera ronda correspondientes15 MW en biomasa y 9 MW en biogás. Los resultados en potencia estuvieron por debajo de las expectativas de adjudicación; es decir, se presentaron menos ofertas a las esperadas y con precios de tarifa superiores a los límites impuestos pre-definidos por el Ministerio. Sin embargo, los proyectos tuvieron un repechaje donde pudieron ajustarse a la escala de precios, y se comenzaron a materializar.
Para la Ronda 2 de Renovar se pusieron de manifiesto las lecciones aprendidas y se adjudicaron 150 MW para biomasa y 57 MW para biogás. Una potencia altamente incrementada a las expectativas de la primera ronda y con propuestas no solo aplicadas a un proyecto particular sino como central de envergadura. Los valores asumidos de componente nacional rondan el 40%, en referencia a las obras electromecánicas necesarias para la instalación de las centrales.
Para la industria nacional, la participación de mano de obra se ve reflejada en toda la actividad. A diferencia de proyectos eólicos, hidráulicos, o solares fotovoltaicos, los de bioenergía no tienen gran demanda laboral en un principio, ya que las obras civiles de alta son bastante más simples.
Hay un potencial fuerte para aprovechar y se debe instalar como política de gestión en el agro ¿Por qué? Porque el abastecimiento eléctrico y la posibilidad de suplir energía a regiones actualmente aisladas surge de un recurso abundante que se dispone naturalmente por la propia actividad.
Por la Ing. Regina Ranieri, Directora de la Diplomatura en Desarrollo y Financiamiento de Proyectos de Energía Renovable, Universidad del CEMA.