A pesar de este fuerte incremento mensual, acentuando por la sequía, el ciclo ganadero estaría atravesando una etapa de equilibrio. Los productores, a la espera de nuevas señales.
En febrero se despacharon a faena 1,04 millones de animales, mostrando un incremento del 15% con respecto al mismo mes del año pasado y un retroceso del 10% en relación a enero. No obstante, si se mide por el número de días hábiles, la comparación con el mes anterior da una suba de 9%.
Además, es el décimo quinto mes consecutivo en que la faena es superior en forma interanual, ajustada por el número de días laborales.
La participación de hembras fue de 45,4%, cuatro décimos de punto arriba de enero. Está en línea con lo observado los últimos cuatro meses, cuando se alcanzó el nivel de 45%. Hay que retroceder hasta principios de 2015 para encontrar niveles de participación similares.
Sin embargo, si se hace un análisis más detallado, se puede reiterar la afirmación que hicimos sobre los números de enero: se mantiene la moderación de los aumentos, más allá de los datos aislados de un mes en particular.
En efecto, tomando la variación interanual de períodos un poco más extensos (3 y 12 meses móviles) se aprecia que el nivel de subas se ha mantenido en los últimos meses, a diferencia de lo sucedido en buena parte de 2016 y de 2017 en que venían creciendo marcadamente.
Es decir, el nivel de faena es superior al de un año atrás -tanto total como de machos y de hembras por separado- pero conserva un nivel estable.
Además, la curva de aumentos del procesamiento total, así como la participación de hembras, es mucho más suave que la pendiente que caracterizó a los años 2012-2013.
Todo esto nos lleva a pensar que el ciclo no amenaza con un cambio de fase, desde la retención a la liquidación. En todo caso, el ciclo ganadero se ubica en una situación de estabilidad, con los productores esperando más señales para retomar el crecimiento o, eventualmente, para bajar su nivel de existencias.
La recuperación de los valores en febrero puede llevar a caídas en los niveles de incremento interanual.
Además, estos números incluyen la decisión de venta en medio de una sequía muy marcada y extendida, lo que contribuye a pensar que la decisión de mantener, y hasta de aumentar, las existencias sigue bastante firme.