Sobre finales del 2020 el Gobierno cerró temporariamente la registración de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) para el producto maíz cuya fecha de inicio de embarque sea anterior al 1 de marzo de 2021, cuando arranca formalmente la nueva campaña 2020/21 del cereal. Esta decisión generó un fuerte rechazo en el sector, que realizará un cese de comercialización desde el lunes.
«Esta decisión se basa en la necesidad de asegurar el abastecimiento del grano para los sectores que lo utilizan como materia prima en sus procesos de transformación, básicamente la producción de proteína animal como carne de cerdo, pollo, huevos, leche y feedlot, donde el cereal representa un componente significativo de sus costos de producción«, destacó en su momento el comunicado.
¿Cuánto maíz queda?
Según datos oficiales, de la campaña 2019/20 de maíz la exportación habría comprado 37,7 millones de toneladas y la industria 4,22 millones. Sobre una producción de grano comercial estimada por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en 50 millones de toneladas, este volumen de comercialización equivale a un 83,8% de la cosecha.
El relevamiento de fyo, tomando los datos del Ministerio de Agricultura, agrega que al 30 de diciembre se llevan negociadas 41,9 millones de toneladas en total y que en la última semana se comercializaron 402.800 toneladas por parte de la exportación.
De igual manera, hay que destacar que la estimación de producción del Gobierno es mayor, dado que tiene en cuenta el cereal que se produce para consumo forrajero. En este sentido, el último informe mensual de Agricultura muestra una cosecha récord de 58,5 millones de toneladas.
Por otro lado, el Balance oficial de oferta y demanda de granos muestra que la campaña 2019/20 finalizaría con un stock final de 3,61 millones de toneladas.
Impacto negativo sobre la producción
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires destacó que la medida genera una distorsión en los precios relativos, cambiando la asignación de recursos. En este caso en particular, al perjudicar al precio del cereal en relación con el de la soja (su principal competidor en el uso de tierras), podría generar una caída en el área sembrada de maíz al igual que una disminución en la aplicación de tecnología, llevando a un menor nivel de producción y afectando los saldos exportables.
En los últimos años, Argentina se ha posicionado como uno de los principales exportadores de maíz del mundo, llegando a una gran diversidad de mercados, situación que podría revertirse con estas nuevas restricciones.
«Este tipo de medidas provocan una caída en la producción debido a los menores precios que recibe el productor y a la alteración de los precios relativos que genera un cambio en la asignación de tierras», concluyen.