El vicepresidente de la Sociedad Rural de esa localidad, Ignacio Kovarsky, aseguró a LA NACION que «lo único que falta es consensuar con el resto de las rurales en cuál va a ser la medida y ponerle una fecha». Y agregó: «Esto en algún momento iba a explotar y explotó».
«El productor aguanta toda la carga tributaria, sufre los desbarajustes de la macroeconomía argentina y encima tiene que pagar más retenciones. Es un esquema que parece estar armado a propósito para recaudar y no para producir«, agregó el dirigente, quien también se desempeña como prosecretario de Carbap.
En ese sentido, Kovarsky señaló que, a diferencia de otros sectores, los tamberos venden la leche a un precio que no pueden manejar: «No podemos pelear nuestro producto. A eso se le suma que hace un mes subieron los derechos de exportación a los lácteos, lo cual es vergonzoso porque al Gobierno ni siquiera le sirve como caja, ya que es ínfimo. Además, sufrimos un impacto sobre los negocios de exportación debido a que carecemos de reembolso».
Desde marzo de 2020, las grandes empresas tienen precios controlados por el Gobierno. Según los tamberos, esto termina impactando sobre toda la actividad. En rigor, según comentaron tamberos a LA NACION, en las últimas horas desde varias industrias se comunicaron con ellos para decirles que no podrían otorgar nuevas mejoras en el valor de la materia prima por la presión de la Secretaría de Comercio.
En este contexto, los tamberos de la región de Trenque Lauquen, que abarca una cuenca del oeste bonaerense, organizaron una convocatoria para definir medidas a tomar. A través de un comunicado, reclamaron que las usinas cumplan con las actualizaciones de precio pactadas para febrero y marzo, además de una actualización de los mínimos para el pago de ingresos brutos provincial. También pidieron líneas de inversión especiales para el sector y la quita de retenciones y reembolso a la exportación para compensación de impuestos de la cadena.
«La producción láctea es una fábrica a cielo abierto, con altos costos de producción, con el 80% de los insumos dolarizados y entregando un producto perecedero, con pago en pesos posterior a la totalidad de la entrega y en algunos casos, hasta 30 días después», señalaron tras la reunión.
Los productores denuncian que vienen manifestando su preocupación por la pérdida de rentabilidad y de capital desde los últimos meses del año pasado. Les preocupan las versiones de que las usinas lácteas no van a aumentar lo previsto para febrero. Además, advierten que corren el riesgo de percibir menos de lo proyectado y pactado verbalmente, algo que, de cumplirse, estaría por debajo de los valores de subsistencia. Según el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (Siglea), en enero pasado el precio promedio pagado por la industria fue de $22,74 por litro. Los tamberos en el oeste bonaerense dicen que los costos están arriba de $23,75.
«Es necesario que el Gobierno entienda que la lechería es vital en nuestro país, que no puede intervenir ningún eslabón porque indefectiblemente impacta en toda la cadena. Hoy puede forzar un precio en la góndola y mañana el mismo consumidor será el afectado cuando no haya leche disponible y la misma demanda eleve los precios», indicaron en el comunicado.
Otro problema que aqueja al tambero son las consecuencias que traen las intervenciones en los precios en góndola. «Si se tocan los costos en cualquier parte de la cadena, o se interviene de alguna manera, ya sea poniendo precios máximos o cupos, se genera un problema que lleva a que el supermercado le ajuste el precio a la industria, y la industria, a su vez, le ajuste el precio al productor. El tema es que el productor no puede ajustar sus precios. Yo no le puedo decir al que me vende el gasoil que este mes le pago menos», se lamentó Kovarsky.
«Hay un montón de cosas que podrían hacer los gobiernos y no hacen. Lo que le pasa al tambo es que, al no tener un mercado institucionalizado, cuando llegan las crisis queda fuera del negocio, de un momento a otro y sin tener las suficientes herramientas para manejarse«, agregó el productor.
«Nosotros somos los más eficientes para producir, tenemos las mejores vacas del mundo, pero hace 25 años producimos lo mismo porque el Estado no nos permitió crecer. Por eso reclamamos que exista un mercado institucionalizado con reglas de juego claras y que nos generen las condiciones para poder progresar», concluyó.
FUENTE: LA NACIÓN – Por: Pedro Lacour