Las primeras etapas del maíz estuvieron marcadas por la falta de lluvias, lo que generó disparidad en la altura de las plantas. Se acerca el momento de la cosecha y es importante estar atentos al cabezal para minimizar pérdidas.
Especialistas del INTA Paraná, Entre Ríos, brindaron recomendaciones para evitar pérdidas en la cosecha. Para ello señalaron que se debe prestar especial atención en los rolos y las placas espigadoras, dos elementos del cabezal de la cosechadora.
Estos puntos son responsables de elevadas pérdidas en kilos por hectárea cuando están mal regulados o están gastados, describieron los especialistas. “Existe material de ensayos y determinaciones a campo que demuestran que por lo menos el 70 % de las pérdidas en la cosecha de maíz se dan en el cabezal de la cosechadora. Al momento no existen sensores que registren estas pérdidas, que son las más importantes en magnitud de kilos por hectárea”, expresó Rubén Roskopf, especialista del INTA Paraná.
En este sentido, comentaron que es posible visualizar en el lote las pérdidas del conjunto placas espigadoras y rolos del cabezal cuando aparecen ‘nidos de granos’ en la línea de plantación del cultivo. “Esto ocurre cuando el diámetro de una espiga es menor, en comparación con el promedio, y se asemeja al diámetro del tallo”, explicaron desde el INTA
Para evitar esta situación, se recomienda la renovación y mantenimiento de las placas espigadoras y los rolos será fundamental para disminuir estas pérdidas. Esta es una tarea a realizar antes del inicio de campaña, el maquinista debe regular las placas espigadoras, mediante los actuadores hidráulicos o eléctricos.
“En una campaña de cosecha de maíz desuniforme, la separación entre las placas que normalmente podría ser de tres centímetros puede variar en más-menos un 50 %, según el diámetro promedio de las espigas que, dependerá de cada lote y, a su vez, de la condición de humedad y suelo dentro de cada lote”, explicó Roskopf.
Al mismo tiempo, destacó que, si un lote de maíz presenta espigas desiguales, hay que regular estos elementos para una situación promedio, pero es probable que, mínimamente, se podrán realizar regulaciones finas diferenciando por zonas dentro del lote.
El especialista del INTA ejemplificó: “En un bajo, donde el cultivo se presente con tallos y espigas de mayor diámetro, se deberá regular con mayor separación entre las placas espigadoras para diferenciar de una loma o media loma, o sitio de menor fertilidad del lote, con espigas y tallos de menor diámetro donde la regulación será a la inversa”.
Cosechadora
En el caso de máquinas con sistema de trilla tradicional, compuesto de cilindro de barras y cóncavo, es fundamental cubrir o forrar el espacio entre las barras del cilindro de trilla. “A través de un ensayo evaluamos que los tratamientos con el cilindro forrado presentaron las menores pérdidas por cola y menor cantidad de pedazos de marlo”, sostuvo Roskopf.
Por otra parte, destacó que esta configuración permite que las espigas, luego de ingresar entre el cilindro y el cóncavo, continúen rolando y vayan siendo trilladas a medida que avanzan por el sistema de trilla. “Es aún de mayor importancia para cosechas con espigas de tamaño desigual”, indicó Roskopf.
La regulación es un punto clave, por lo que una manera práctica de establecer la separación cilindro-cóncavo consiste en seleccionar la espiga de tamaño promedio y colocarla a la entrada del conjunto de trilla. Luego, estableciendo la separación igual al diámetro de la espiga sin trillar, mientras que en la posición posterior del conjunto cilindro-cóncavo será igual al marlo sin granos.
“Esta podría ser la regulación inicial, actuando posteriormente sobre las revoluciones por minuto (rpm) del cilindro al observar el nivel de grano partido en la tolva y de granos adheridos a los marlos que salen por la cola de la cosechadora”, concluyeron desde el INTA.