«Cuando se comparan los indicadores que había al inicio del período de intervención y los que se tenían luego de 4 años de transcurrido el proceso, no hay ninguna que sea positivo».
Con esta frase sintetizó Juan Manuel Garzón, economista Jefe del Instituto IERAL de la Fundación Mediterránea, lo que sucedió cuando el Gobierno de Néstor Kirchner y posteriormente, el de Cristina Kirchner, intervinieron el mercado de carne con cierre parcial de las exportaciones y la imposición de los Roe, algo que el Gobierno, con otro nombre, pareciera que volvió a imponer a partir de hoy que se oficializó en el Boletín oficial que las exportaciones de carnes y productos derivados deberán ser informadas e inscriptas, a través de una Declaración Jurada de Exportaciones de Carnes (DJEC).
«El consumo interno se contrajo, el poder de compra del salario en términos de carne se redujo, las exportaciones cayeron, al igual que las existencias (el capital invertido) de animales», agregó el reconocido economista.
En primer lugar, apuntó que en marzo de 2007 Argentina contaba con un rodeo de 58,6 millones de cabezas pero cuatro años después, en marzo de 2011, se redujo el stock a 47,9 millones de cabezas, 10,7 millones de cabezas menos en el período, un ajuste del 18%.
Juan Manuel Garzón, economista de Ieral, Fundación Mediterránea.
«En estos años se perdieron 3,6 millones de vacas, el bien de capital más importante que tiene la cadena bovina. En el año 2009 la tasa de faena de hembras (vacas, vaquillona) fue la más alta de las últimas décadas, casi la mitad de los animales que se faenaban eran hembras (49,2%), los productores se desprendían del corazón del negocio en un contexto de fuerte intervención sobre el mercado y mucha incertidumbre respecto del futuro de la actividad», dijo.
Con respecto a las exportaciones, el 2005 sería el año de esa década de mayor volumen de ventas al exterior, 771 mil toneladas res con hueso. «Hacia fines de 2005 comenzarían las intervenciones y trabas sobre la exportación, las que se irían profundizando con el transcurso de los años y afectando el negocio», advirtió Garzón.
Asimismo, entre 2006 y 2012 las exportaciones retrocederían en forma sistemática todos los años, llegando a un piso de 188 mil toneladas en 2012, es decir, un cuarto de lo que eran a comienzos del período.
Por otro lado, en el 2005, agregó, previo al período de fuerte intervención, un salario medio de la economía podía comprar 155 kilos de carne al mes pero en los años siguientes, con la liquidación de animales que generó la intervención y la consecuente depresión en el precio interno de la carne, el poder de compra de los salarios llegó 197 kilos mes en 2009. «Pero este mayor poder adquisitivo fue una ilusión, al reducirse el stock de vacas también se redujo la capacidad de producción de ese capital y por ende la producción de carne puesta a disposición del mercado interno», dijo
Precisamente, en 2010, en un contexto de faltante de carne, los precios internos se dispararon con un incremento del 65%, subiendo muy por encima de los salarios, que habían alcanzado un 26% de aumento. Por lo que el poder de compra de estos últimos se redujo a 151 kilos, volviendo al nivel que tenía previo al período de fuerte intervención, de hecho, quedando por debajo.
Por último, en 2004-2005, el consumo interno por habitante estaba en 62 kilos promedio año, en los primeros años de intervención de mercado este consumo creció hasta los 68 kilos, pero al igual que en el caso anterior, una vez transcurrida la fase de fuerte liquidación de animales, la producción de carne se contrajo y el abastecimiento al mercado interno se vio afectado, el consumo per cápita bajó a 57 kilos en 2010 y 55 kilos en 2011.